La progresión en el control de casos por COVID19 y diminución de hospitalizaciones ya han generado un avance en el semáforo epidemiológico en la mayoría del territorio nacional; también se cuenta con un buen porcentaje de población vacunada que sigue en crecimiento para finalmente retomar poco a poco la reactivación presencial de las actividades faltantes incluido el futbol americano.

Toda esa información nos brinda un panorama alentador respecto a diferentes circunstancias y anticipa para muchos la victoria ante la situación actual; sin embargo, esto no debe causar confusión ni aminorar que aquellos casos en los que presentó enfermedad con complicaciones, que requirieron hospitalización, cuidados intensivos o que infortunadamente culminaron en un deceso en su mayoría estuvieron asociados a enfermedades de base descontroladas, desatendidas o incluso no diagnosticadas.

Este grupo de enfermedades incluyen, diabetes, hipertensión y obesidad. Tan solo esta última ha sido mencionada en múltiples reportes por la Organización Mundial de la Salud desde el 2010 como pandemia y se realizan repetidos intentos para concientizar a la población respecto a la importancia de disminuir el sedentarismo, fomentar una alimentación sana sin respuesta sólida ni claro interés por parte de la población en varios países incluido México.

La creación de la vacuna, así como su disponibilidad en tiempo record sin duda es un gran logro para la ciencia a nivel mundial; el recibirla y estar protegido ante el virus SARS-Cov-2 es un privilegio del desarrollo científico puesto a disposición y cuidado de la humanidad.

Es un excelente momento para reflexionar de manera individual respecto a las acciones u omisiones por el cuidado de la salud. Los constantes avisos brindados por diferentes autoridades en salud a inicio del confinamiento sobre los importantes riesgos y complicaciones causadas a la población con las enfermedades ya mencionadas deben ser un fuerte recordatorio para atender personalmente la otra pandemia que ya llevaba tiempo ocurriendo.

Ya vacunados contra COVID19 o no, es un acto de responsabilidad social y autocuidado el identificar si tenemos o no factores de riesgo para padecer obesidad (la otra pandemia) e iniciar tratamiento multidisciplinario en caso de tenerla.

Las intervenciones para su tratamiento y control no están dirigidas a castigar o condicionar tipos de alimento como sacrificio, ni deben ser costosas en cuanto a elección o preparación de alimentos; al contrario de la creencia común, estas estrategias son altamente accesibles y fácilmente replicables con un poco de disposición y disciplina para cambiar hábitos.

Estos hábitos no solo están relacionados a la alimentación, también es importante ser autocríticos respecto a si las actividades realizadas en la vida diaria nos ocasionan una demanda física o no, de lo contrario estaríamos fomentando el sobrepeso y obesidad con el sedentarismo. Esta situación implicaría requerir incremento de actividad física o una prescripción de ejercicio ligada a las capacidades para asegurar el éxito de una intervención personalizada.

Para más información sobre la prevención y tratamiento multidisciplinario de “la otra pandemia” sugerimos la visita a profesionales de la salud calificados en las áreas de medicina del deporte, nutrición y ciencias aplicadas al deporte.

Luis Gerardo Vázquez Villarreal

Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA