El campeón de 2019, Condors, recibió a Osos de Toluca en un juego que se presumía que iba a ser una masacre para los visitantes.

Fue hasta el segundo cuarto del partido que los visitantes consiguieron su primer primero y diez del juego. Las cosas no les funcionaban, las jugadas no les resultaban favorables y empezaron a notarse expresiones de descontento hasta que Condors cometió un error que les produjo sus únicos tres puntos del encuentro.

Ese hecho propició que el equipo local despertara de ese aletargamiento que mostraba y comenzaron a hacer cosas interesantes para ir a descansar con una ventaja apenas de tres puntos.

Lo sorprendente del regreso del medio tiempo fue que la actitud de los equipos volvió a ser como la inicial del juego. Las defensivas fueron las que hicieron correr el tiempo y se mantuvieron activas para impedir cualquier intento de daño. El marcador habló por lo anterior y estuvo inmóvil.

La actuación de la ofensiva local dejó enmudecida y maniatada a Osos pues en un arranque tardío de adrenalina, sumaron dos anotaciones por aire y una por tierra para finiquitar de tajo un juego que pareció que solo tuvo dos cuartos efectivos, el segundo y el cuarto.

Ese desempeño trajo lecciones valiosas e importantes para ambos equipos puesto que no basta con estar plenos de talento físico-atlético. Hay elementos que pueden ser más importantes en algunos momentos como la actitud y una mentalidad adecuada.

Por: Cinthya García Guerrero

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