“El fútbol representa disciplina, dedicación. Me ha enseñado mucho, estoy muy agradecido de haber aprendido de él. Es algo fundamental para la vida.” -comentó.

Rodrigo Rascón empezó su camino por el fútbol americano a los 6 años de edad en Potros UAEM, donde se mantuvo hasta la juvenil. Su etapa en liga mayor, inició en 2010 con un subcampeonato en la UVM Guadalajara; posteriormente regresó a su equipo “raíz” en 2012, donde logró el campeonato y el reconocimiento al mejor corredor. Dos años después fue reconocido como el máximo anotador del equipo. 

Cuando se creó el equipo Osos de Toluca en 2019, para Rascón fue la oportunidad de regresar al emparrillado, actividad que ha disfrutado gracias a que se ha encontrado con viejos amigos y ha tenido la posibilidad de compartir campo con jugadores que admiraba desde pequeño.

“Cuando estaba joven veía a los jugadores de liga mayor y decía que quería ser como ellos.” -comentó Rascón- “Un ejemplo es “Tyson” López. Todo lo que ha logrado como jugador y que ahora sea mi compañero de equipo, es increíble. Me ha gustado bastante estar en Osos, con todas las experiencias.”

Uno de los retos a los que se enfrentó Rascón desde su llegada al equipo de la LFA ha sido lograr ser titular de corredores, ya que el primer año lo cambiaron como safety, algo que no esperaba, pero con la mentalidad de apoyar a su equipo, aceptó el cambio. 

En la temporada 2020 logró estar 100% como corredor logrando 41 yardas en 11 carreras, promediando 3 yardas por acarreo en las cinco jornadas.

“Retomar la ofensiva me costó un poco de trabajo debido al cambio del año pasado, no fue empezar de cero, pero regresar al “chip” de corredor llevó su tiempo” -expresó el jugador- “Además de la llegada del corredor extranjero bastante bueno, como la mayoría de nuestros corredores y demostrarle al equipo que tengo la capacidad para ser titular ha sido el reto, pero también una motivación.”

Con la mirada por lograr un lugar para la CFL y ser de los corredores más destacados de la liga, Rascón continúa su preparación para abrir las puertas de sus sueños sin perder la alegría que lo caracteriza, muy seguro que “donde pone el ojo, pone la bala”.

Por: Fernanda Mayen

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