“Rorro” inició su camino en el futbol americano prácticamente ‘‘desde que estaba en pañales’’.
Su historia deportiva comenzó en Piedras Negras, Coahuila, su ciudad natal, y donde jugaría todas sus categorías infantiles. Antes de que se desarrollara como quarterback vio acción como liniero, después fue corredor y hasta linebacker. Hasta los 8 años, fue colocado, primero como safety y posteriormente como quarterback.
Fue quizá este “recorrido” por diversas posiciones lo que le dio a Maldonado una excelente lectura del juego y fortaleza, dos de las cualidades que más resaltan en él cuando se le ve en acción en el campo.
Tras su paso por el Club Águilas y con varios campeonatos “a cuestas”, Rorro llegó a Monterrey y se enfundó en el jersey del Club Pumas de la MFL, con el que saldría campeón en 2007. Su talento y una beca deportiva acercarían a Rodrigo con la UANL, su alma máter y la escuadra con la que “brillaría” en liga mayor.
Con Auténticos Tigres consiguió un título en 2015, pero por motivos personales, tuvo que “cortar” antes de tiempo su trayectoria con el equipo. El “pendiente” en la mente lo llevó a aceptar la invitación del coach Polo Treviño para integrarse a Fundidores, el entonces naciente equipo de la LFA en Monterrey.
Para la temporada 2017, la primera del “reino de fuego” en la liga profesional, Maldonado tuvo el reto de pelear la titularidad con Roberto “Monstruo” Vega. “Rorro” se concentró en trabajar para mostrar lo que tenía por aportarle al equipo.
Poco a poco fue logrando que el staff lo considerara para alternar con “El Monstruo” e, incluso, para que lo colocaran como receptor en algunas jugadas, una variante que le dio frescura a la ofensiva de Fundidores y que desconcertaba a los rivales.
Sin embargo, una vez más, situaciones ajenas a lo deportivo lo dejaron fuera del equipo antes de tiempo y “Rorro” no pudo terminar esa temporada con los regios.
Hasta 2019 volvió a vestir los colores del “reino de fuego”. En esa temporada, el equipo estaba al mando de Kasey Peters, pero una aparatosa lesión en el brazo del norteamericano volvió a poner a Maldonado al frente de los controles.
Con él al frente de la ofensiva, los regiomontanos lograron dos victorias en fila y la dolorosa derrota que Fundidores sufrió en la final de División Norte.
Con sed de revancha, volvió en 2020 y alternó con Julio Vázquez y con el novato Marco Santana. Sin embargo, esta vez fue la pandemia la que “cortó” la temporada y dejó a Maldonado y a toda la LFA con “ganas de más”.
Por el momento, todo parece indicar que Rodrigo Maldonado podría ser el jugador de experiencia en esa posición y el próximo año podría tener la “revancha” que siempre ha buscado y que, por diversos motivos, se le ha negado.
Por: Emmanuel Hernández
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