En muchos lugares se habla de que el “estilo de juego” ha evolucionado, pero en realidad han sido los jugadores los que han madurado físicamente desde temprano lo que ha aumentado la velocidad y la precisión en el juego; empujando a los coaches a ser más creativos en su playbook y, por ende, la apreciación se vuelve más sensacional. 

Gracias a ese desarrollo atlético, los quarterbacks se han convertido en ‘ese’ jugador que la defensiva también debe considerar en el ataque terrestre y solo aquellos que poseen la habilidad aérea (pero también terrestre), se vuelven más peligrosos aún, pues aumenta la variedad de jugadas una vez centrado el balón.

Si analizamos a los quarterbacks de la LFA, hay un contraste evidente entre la “nueva generación” y los veteranos, pero existe esa constante: los acarreos.

En la generación 2020 llegó Diego Ruíz a los controles de Artilleros, quien es considerado un quarterback/corredor ya que, además de generar 736 yardas por pase, en los acarreos es el que más yardas acumuladas tiene (156) y dos touchdowns terrestres. En cuanto a la complejidad del tackleo, una vez que decide correr está Christopher Jeffrey, quarterback de Osos, no posee una gran cantidad de yardas (43), pero es de gran dificultad detenerlo.

Otro quarterback joven es Ryan Pahos, quien llegó a Pioneros a ser de gran apoyo para la ofensiva. Además de darle la primera anotación de la temporada al equipo, también posee la habilidad de acarrear el balón. Este año generó 92 yardas terrestres.

Por otro lado, si volteamos la mirada a los veteranos, en los números y su estilo de juego se inclina aún más por aire, aunque también han logrado acumular yardas terrestres. Sobre todo, logran las yardas necesarias para conseguir primeras oportunidades o la anotación cuando están en zona de gol.

El quarterback más efectivo por tierra, a lo largo de las temporadas, ha sido Roberto Vega (quarterback de Dinos) quien posee 240 yardas y 14 anotaciones totales. Con características similares, le sigue Diego Pérez (quarterback de Condors) que actualmente tiene 290 yardas registradas y 5 touchdowns. Inclusive, las defensivas suelen poner un jugador que siga los movimientos de estos quarterbacks en dado caso que decidan acarrear la bola.

Bruno Márquez es otro quarterback que ha salido de la bolsa de protección en varias ocasiones, aunque su estilo de juego sea más aéreo; ha acumulado 297 yardas terrestres y 4 anotaciones. Le sigue Ricardo Quintana con 184 yardas, pero posee 6 touchdowns a lo largo de estos 5 años.

La exigencia del juego hará que los quarterbacks aumenten el desarrollo de sus virtudes para la carrera, ya que esto los hará más competitivos y atractivos.

¿Qué equipo no quisiera tener un quarterback con la lectura y precisión para el pase junto con la capacidad de sacar adelante a la ofensiva en dado caso que colapse la bolsa de protección?

Esto los convierte en quarterbacks peligrosos; automáticamente en playmakers.

Por: Fernanda Mayen

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