La vida se encarga de ponernos en el lugar correcto para vivir ciertas experiencias que nos ayudarán en el futuro, si se está destinado para algo -como suelen decir a veces- “aunque nos quitemos” tarde o temprano nos encontraremos con nuestro destino. La historia que está detrás del linebacker de Galgos, Óscar Leal está llena de momentos que significaron un parteaguas en su vida y el football.
Óscar es originario de Tijuana y gracias a que su papá jugó fútbol americano fue que, tanto él como sus dos hermanos (uno mayor y uno menor), encontraron en el fútbol americano una pasión.
La historia de Óscar empezó a los 6 años de edad jugando para un equipo de flag en San Diego hasta los 8 años en donde comenzó con la etapa del equipado en el Club Delfines Baja; la dinámica era estar en un equipo tijuanense y jugar en San Diego.
Óscar recuerda que cuando entró a jugar equipado fue cuando se enamoró totalmente del deporte pues el contacto fue la pieza que le faltaba para aumentar las emociones siendo “algo que ningún otro deporte te puede dar”.
A los 10 años de edad entró a jugar a los Guerreros de Tijuana en la liga OEFA, sin embargo recordó que al año siguiente dejó el deporte de las tacleadas para finalmente volver a los 12 años de edad a formar parte de los Lobos Ibero donde encontró de nuevo esa chispa que se había perdido.
Conforme crecía, los retos empezaron a presentarse. Un año después el programa de los Lobos cerró y, aunque dejó de jugar, él nunca perdió la disciplina y siguió preparándose físicamente, fue así que a los 14 años de edad entró a los Jaguares de la prepa Lázaro Cárdenas.
En su último año de intermedia sufrió un desgarre en sus tres ligamentos y el menisco lo que le quitó la oportunidad de jugar fuera del Estado en selecciones así como el perder año y medio entre tratamiento y rehabilitación.
A pesar de existir la gran desmotivación por no saber si continuar con el deporte que le hacía vibrar el corazón él se mantuvo firme en sus deseos de estudiar en una escuela grande y quizá salir de Baja California presentando así el examen en el Centro de Enseñanzas Técnica Y Superior de Tijuana (CETYS) donde consiguió una beca académica.
Óscar estuvo en el 2016 en la universidad, pero con la espinita de entrar al equipo de la escuela Zorros CETYS. Para el 2017 regresó a ponerse las hombreras y así vivir su primer año de liga mayor, pero a su vez conservando la beca académica para continuar con esa exigencia de también cumplir en la escuela.
A finales del 2018 anuncian el cierre del programa de football en Tijuana, dejando como única opción el irse a jugar con los Zorros CETYS en Mexicali lo cual significó un gran cambio para él pues tuvo que salir de casa de sus papás para continuar con la escuela y el football ahí en Mexicali a pesar de que trataron de apelar por mantener el programa tijuanense activo.
Únicamente pudo vivir la temporada del 2019 pues en el 2020 llegó la pandemia y al mismo tiempo empezó a reevaluar su situación con el football, debido a que ya empezaba a ejercer en el área de su carrera y aunque pudo haber hecho una maestría en el 2021 las circunstancias no estaban tan claras como para tomar una decisión en concreto.
Óscar recuerda que en noviembre de ese año empezó a escuchar el eco de la llegada de un equipo profesional en Tijuana, pero en ese momento su visión estaba dirigida a su trabajo y a otros objetivos que él estaba empezando a asentar para su futuro ¿Qué fue lo que lo llevó a ponerse los cleats y asistir al tryout de Galgos? Su padre.
“Mi papá, el hombre que inició todo este amor por el football me preguntó si no iba a ir a los tryouts, argumentando que no perdía nada si lo intentaba”-comentó Óscar- “Yo iba sin ninguna expectativa, dando mi máximo, sin esperar nada y creo que me fue mejor de lo que yo me hubiera imaginado.”
Ante su actuación recibió el llamado de los coaches para los entrenamientos, Óscar comenta que se dio cuenta de que el estar en Galgos era una oportunidad difícil de rechazar pues al haberse quedado con la espinita de continuar jugando, además de estar en su tierra, no encontraba algún pero para decir que no.
“Recordé el porqué me gusta jugar y me gusta entrenar, es el esfuerzo que das, el extra para el equipo”-comentó- “A pesar de la incertidumbre que causa brincar a la LFA por el nivel al que uno se enfrenta con jugadores egresados de la UDLAP, Tigres,etc, me gustó el hecho de recibir algo económicamente haciendo lo que más me gusta mientras estoy trabajando, en mi ciudad, con mi familia y amigos. Me cautivó mucho. Además, jugar en el Caliente fue un sueño hecho realidad”-añadió.
A pesar de las dudas en sí mismo, sobre si tenía la capacidad, los coaches lo dejaron como jugador titular y conforme fueron pasando los partidos se dio cuenta que en realidad siempre estuvo listo para ese momento, pero también comprendió que el estar jugando ahí representaba todavía mucho más que solo football.
“Me da mucho gusto y orgullo representar a mi familia, saber que ellos no tuvieron las mismas oportunidades que yo. Mantenerlos en el entorno, me encanta. Es un ‘juego por ustedes y para ustedes’. Aparte no me había pasado por la cabeza tener tanto público.”
Al final, aunque no se logró cerrar con alguna victoria en la temporada debut de Galgos, Óscar terminó con un excelente primer año al estar en el top 3 de linebacker con 39 tacleadas totales, 3 tacleadas para pérdida de yardaje, 3 pases defendidos, un fumble y nominado a la generación “All Star” de la LFA.
“Me causa mucha nostalgia el ver cómo se han acomodado las cosas en la vida para llegar al punto donde estoy ahora”-expresó- “Siento una tranquilidad por haber vencido las dudas que tenía; ver al final de esta temporada y decirme a mí mismo que tienes y puedes para más.”
Por supuesto que los planes para Oscar en este momento están con Galgos pues él quiere ver al equipo crecer y ser parte de ese crecimiento, además comenta que uno de sus objetivos a futuro es fomentar la cultura del fútbol americano en Tijuana y de manera estatal para regresar los reflectores a esta zona del país donde nace mucho talento.
Oscar no solo le agarró cariño a Galgos, Galgos le agarró cariño a Oscar y era inevitable al ver la entrega en cada partido, junto con la intensidad.
Con solo 23 años de edad Oscar ha empezado a dejar huella en el equipo, así como en la LFA, pensando que con más experiencia podríamos ver a una futura leyenda.
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