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La mayoría de las instituciones acuden al llamado de responsabilidad social durante octubre, ya que en este mes se busca sensibilizar e informar a la población sobre el cáncer de mama. De esta forma, se fomenta la detección precoz y tratamientos oportunos que permitan disminuir las cifras de personas afectadas por esta enfermedad e, incluso, se busca disminuir las muertes asociadas a complicaciones.

El cáncer de mama es una enfermedad donde las células se multiplican sin control y puede presentarse en distintas partes de la glándula mamaria: lobulillos, conductos y tejido conectivo; siendo los primeros dos, los más comunes. Conforme avanza este padecimiento, las células cancerígenas pueden diseminarse a través de los vasos sanguíneos y linfáticos hacia otras partes del cuerpo como pulmones, huesos y cerebro (por mencionar algunos). Esto es lo que conocemos como metástasis. 

Los principales factores de riesgo para este tipo de cáncer se encuentran al presentar embarazo posterior a los 30 años, menstruación antes de los 12 años, menopausia después de los 50 años; así como antecedentes familiares de cáncer de mama.

Existen datos clínicos que pueden ser sospechosos de patología cancerígena de mama y es importante identificarlos y notificarlos a la brevedad a nuestro servicio de salud de confianza. Entre estos se encuentran: una “bolita palpable” nueva en la mama o en la axila, incremento de volumen de un segmento de la mama, enrojecimiento o descamación de la piel de la mama o el pezón, hundimientos en la piel, secreción de cualquier tipo a través del pezón y dolor en la mama.

Dentro de las acciones a tomar para disminuir el riesgo para esta patología se encuentran una alimentación rica en fibra, disminución de consumo de grasas animales y grasas trans, mantener un peso adecuado, evitar el alcohol y cigarrillo; así como realizar de 30 a 60 minutos de ejercicio diariamente. La inactividad física contribuye entre un 14 a 16% a la probabilidad de presentar cáncer de cualquier tipo. Dentro de las protecciones que nos brinda el ejercicio se encuentra el mejorar la capacidad de reparación del ADN en nuestras células (aquí se encuentra toda nuestra información genética), respuesta inflamatoria y disminución de sustancias que favorecen el crecimiento tumoral. Incluso con la presencia de cáncer, el ejercicio ayuda a disminuir la fatiga asociada a esta patología. Por si fuera poco, también mejora procesos inmunológicos que disminuyen el riesgo no solo de padecer cáncer, sino de todo tipo de enfermedades.

La Organización Mundial de la Salud reporta que cada año se registran 1.38 millones de casos nuevos y 458, 000 muertes por cáncer de mama a nivel mundial. En las mujeres, ocupa el primer lugar en incidencia de neoplasias malignas. En México es la primera causa de muerte asociada a cáncer en mujeres de 25 años y más, siendo también una patología poco frecuente, pero posible en hombres.

La detección oportuna mejora el pronóstico y mejora cifras de supervivencia incluso en casos complicados. Esa es la razón por la cual se pretende informar sobre técnicas de autoexploración, así como estudios de mastografía periódicos en diferentes medios y campañas.

El ganar el encuentro contra el cáncer es compromiso de todos y, en equipo, siempre es mejor:

Te invitamos a consultar las siguientes PDFS para mayor información:

Por: Dr. Luis Gerardo Vázquez Villarreal

Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA

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