Independiente al grupo de edad o la marca de la vacuna recibida se vuelve un cuestionamiento común como mejorar su efecto a largo plazo, o que tipo de indicaciones se deben seguir para conservar su eficiencia.

Aún existiendo información previa de calidad científica respecto a los alcances y efectos positivos que se producen con una correcta alimentación, incremento de la actividad física y realizar ejercicio de manera regular; se sigue generando evidencia que magnifica la importancia de transmitir la relevancia a la mayor cantidad de la población para que cada persona genere los cambios que le correspondan de la manera más responsable posible.

El simple hecho de realizar actividad física de manera regular genera cambios en el sistema inmunológico capaces de reducir hasta en un 31% la probabilidad de contraer enfermedades respiratorias por medio de la comunidad, y puede reducir hasta un 37% de probabilidad de muerte por complicaciones de enfermedades infecciosas.

Cuando estas cifras se combinan con el efecto protector de cualquier vacuna se potencializa nuestro sistema inmunológico con el incremento de glóbulos blancos (específicamente linfocitos CD4) e incremento de la cantidad de inmunolgobulinas tipo A contenida en nuestra saliva; la presencia de esta sustancia en fluidos es crucial para neutralizar cualquier agente infeccioso desde la cavidad oral y vías respiratorias.

Las vacunas han mostrado ser más efectivas administradas después del cumplimiento de un programa de actividad física en tiempos de 8 a 12 semanas. Si este no fuera el caso, de cualquier forma, es importante mencionar que una persona post vacuna que ha realizado ejercicio regular durante periodos de 8 a 12 semanas tiene un 50% más de probabilidades de tener un recuento de anticuerpos más alto que una persona inactiva.

Estos efectos positivos en el sistema inmunológico y la potencialización de esquemas de vacunación al realizar actividad física regular pueden ser encontrados en el siguiente meta análisis. https://link.springer.com/article/10.1007/s40279-021-01466-1

En cuanto a la dosificación personalizada del ejercicio, así como las recomendaciones de incremento de actividad física se sugiere visitar a un médico con especialidad en medicina del deporte, en esa atención se pueden conocer las capacidades físicas de cada individuo para llegar a las indicaciones correspondientes.

Del mismo modo, para iniciar un seguimiento o intervención nutricional será importante programar atención en algún servicio de nutrición brindado por profesionales de la salud debidamente capacitados, lamentablemente en estas áreas existe una común intromisión profesional. El servicio de nutrición que se elija debe de contar con nutriólogos que tengan cédula profesional ante el registro nacional de profesiones.

Es importante volver de estas intervenciones un estilo de vida y no solo una indicación secundaria a la vacuna, recordemos que los devastadores efectos en cuanto a complicaciones y muertes ocasionados por COVID19 están completamente relacionados al padecimiento y descontrol de patologías como sobrepeso, obesidad, diabetes e hipertensión.

Luis Gerardo Vázquez Villarreal

Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA

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