Saltillo es uno de los estados de México donde hay más fósiles y exhibiciones de los antepasados jurásicos y en esta nueva temporada, Dinos tendrá un nuevo hábitat para dejar huella, pero ¿cuál es la historia que hay detrás del Estadio Francisco I. Madero?

En la Ciudad Deportiva de Francisco I. Madero en Coahuila, se construyó el estadio en 1963 y a partir de 1970 se jugó el primer partido de béisbol para así convertirse en la casa de Saraperos, equipo de béisbol profesional de la Liga Mexicana.

Para 1986 se convirtió en la sede del Juego de las Estrellas de la Liga Mexicana de Béisbol, pero cuando el estadio fue adquirido por el empresario sinaloense Juan Manuel Ley se vio bajo una importantísima remodelación que se extendería hasta el 2001.

La primera modificación que sufrió fue la adaptación de butacas laterales, palcos y graderíos metálicos que aumentó la capacidad de 7,500 a 16,000 espectadores. Además de eso, se incluyó una tercera pantalla de TV.

Pareciera que el estadio estaba adecuado de manera correcta, pero en el 2010 se vio con una segunda modificación aumentando a 17,000 asistentes, pero también un mejor sistema de drenaje y de riego.

En cuestión a la experiencia del aficionado el estadio cuenta con el primer equipo Soresound 1500 instalado fuera de Estados Unidos y un techo de lona pretensada.

El pasto del estadio es natural y es importante mencionar la iluminación de primer mundo que estrenarán en este 2022.

Uno de los retos más grandes que estará presentando el estadio en este año es su capacidad de ser host de dos equipos profesionales en diferentes categorías deportivas; por un lado están los Saraperos en el béisbol y por otro lado, por primera vez, Dinos en el fútbol americano.

No cabe duda que al ver este inmueble maquillado con yardas y las haches para disfrutar de un partido de la LFA, podrá añadirle un poco más de magia.

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