La primera vez que hubo un juego de la LFA, el estadio Jesús Martínez “Palillo”, tuvo una asistencia considerable. Las miradas expectantes a lo que iban a presenciar podía helar la sangre de quienes necesitábamos ver que esos dos juegos tuvieran momentos que dejaran un recuerdo grato en quienes dieron el beneficio de la duda al fútbol americano profesional mexicano.

Un domingo 21 de febrero de 2016, de doble jornada fue la muestra para comenzar a realizar partidos que cumplieran con lo que la afición creciente demandaba.

Se “respiraba” en el ambiente más solicitudes que reconocimientos. Y eso era de esperarse pues todo proyecto puede mostrar aciertos, pero los errores resultan más pesados y, por la naturaleza humana, son los que más destacan.

La gente se concentraba en un solo estadio para apoyar al equipo de su predilección. Para que esa afición estuviera contenta, se abría una de las tribunas para ser dividida en los dos grupos que apoyaban a los equipos que se enfrentaban, dependiendo de sus horarios de juego. No éramos tantos, pero se comenzaba a distinguir quiénes estarían con algún equipo en particular.

¿Cuándo íbamos a imaginar que (con pasos cortos, erráticos, firmes y hasta largos) esa gente se cautivara por grandes jugadas que los llevara a “multiplicarse” y formar aficiones diversas, pero nutridas?

Voltear a ver las tribunas de los estadios cuando está por empezar el tercer cuarto de algún partido es otra sensación que no tiene comparación. La piel se “eriza” cuando se levanta una tribuna a vitorear un pase largo que es completado por un receptor con manos seguras o cuando un jugador defensivo consigue alcanzar a un quarterback varias yardas atrás de la línea, mientras el marcador está “apretado”.

Esa es una incógnita, la gente.

Podríamos considerar como elementos fundamentales de la “ecuación” del fútbol americano a los jugadores, coaches, árbitros, personal médico, etcétera. Pero en pocas ocasiones pensamos en ese elemento que hace tan especial a este deporte: los que apoyan con su presencia.

La incógnita se inclina hacia ellos pues la salud y seguridad de quienes hacen posible que se realicen, semana a semana, los juegos entre sus equipos, son primero. Y resulta muy importante que “ese” elemento fundamental recargue su energía para que disfrute de una nueva temporada a plenitud.

Por: Cinthya García Guerrero

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2 respuestas

  1. El 21 de febrero de 2016 comenzó lo que le daría alegría a muchos de nosotros los domingos. Me alegro de que siga vigente y espero que la liga siga creciendo. En serio me encantaría que en unos 10 años sigamos disfrutando de esta increíble liga.

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