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Durante todo el mes de septiembre diferentes organizaciones se unen para promover información respecto a la sensibilización y divulgación de información relacionada al cáncer infantil y la LFA no es la excepción.

Las causas que provocan esta enfermedad caracterizada por una replicación celular descontrolada no han sido completamente identificadas para la población infantil; sin embargo, algunas circunstancias como la exposición a diferentes tipos de radiación, efectos adversos a medicamentos o complicaciones de enfermedades infecciosas raras pueden ser determinantes para la aparición de esta condición en salud.

En México el grupo de edad más afectado se presenta en los primeros cuatro años de vida, y las presentaciones más comunes de la enfermedad son leucemia y linfoma; dichas modalidades causan alteraciones que comprometen la replicación celular de diferentes componentes sanguíneos y alteran el estado inmunológico respectivamente. Tienen una supervivencia de apenas 50-60% debido al difícil acceso a los servicios en salud especializados y baja permanencia para los largos y complicados tratamientos.

Uno de los síntomas más importantes para cualquier tipo de cáncer es la fatiga, esto contribuye a que un niño en tratamiento tenga bajos niveles de actividad física, incrementando así el tiempo que puede pasar frente a monitores y con poca interacción social. Este sedentarismo combinado con una alimentación desordenada puede generar sobrepeso, obesidad y alteraciones metabólicas que compliquen o retrasen cualquier tipo de tratamiento.

Para un niño que se encuentra recibiendo tratamiento o es sobreviviente de esta condición es de gran relevancia no descuidar ningún aspecto psicológico. Las redes de apoyo conformadas por instituciones que se extienden a familiares y cuidadores son cruciales para este objetivo.

Otros aspectos de gran impacto positivo para niños enfermos y sobrevivientes son la actividad física controlada y la prescripción del ejercicio. Ambas intervenciones son un excelente coadyuvante para el tratamiento y seguimiento.

Estudios recientes muestran que las complicaciones cardiacas derivadas de los tratamientos a largo plazo son cada vez menos frecuentes, de manera que un sobreviviente de esta condición puede realizar gradualmente alguna práctica deportiva con fines recreativos, de integración y desarrollo social una vez confirmada su alta clínica.

De manera inicial sabiendo que el estado inmunológico ha quedado restablecido para hacer frente a exposiciones a microorganismos que puedan causar infecciones, se sugiere realizar actividades cognitivas conjuntas de baja a media intensidad de esfuerzo. El jugar a las atrapadas, escondidas o encantados con compañeros, amigos y familiares permite la reintegración social de un niño sobreviviente.

Los deportes en conjunto pueden ser una excelente opción posterior a un año de haber concluido su tratamiento, tras recibir la valoración por diferentes especialistas y la confirmación de no tener ningún riesgo puede ser el momento ideal para acercar a un niño sobreviviente al futbol americano. Tal y como lo fomenta el Peyton Manning Chidren´s Hospital con sus múltiples programas infantiles.

Luis Gerardo Vázquez Villarreal

Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA

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