Reza el dicho y lo hace muy bien que “todos somos necesarios, pero no indispensables”.

Es posible considerar que la falta de alguien perjudique sustancialmente a un grupo o –hablando de fútbol americano– a un equipo. Así puede percibirse cuando se ha conseguido un avance constante en el cual cada elemento ha hecho lo que se le encomendó y el resultado de ese conjunto de acciones es consistente de forma positiva.

La formación de equipos es un proceso que debe ser visto con cierto grado de importancia. No cualquiera puede elegir a quienes formarán parte de ese grupo y, son esas personas, las que identifican cualidades, habilidades y potenciales para que el acoplamiento alcance el objetivo común.

Sin embargo y como en todos lados, hay momentos en los que se deberá prescindir de alguien. No por ello se debe tomar como una tragedia, aunque lo parezca.

Un ejemplo claro (y podía tomarse como algo exagerado, pero es real) fue lo que sucedió en la NFL con Drew McQueen Bledsoe cuando era quarteback de Patriotas de Nueva Inglaterra y sufrió una lesión en 2001. Allí estuvo el suplente para hacerse cargo del equipo y ¡vaya que lo hizo y ha hecho bien! Ese joven jugador que recibió a un equipo sin haber tenido grandes oportunidades es el quarterback de mayor reconocimiento en la historia contemporánea de este deporte.

Ni más, ni menos, Thomas Edward Patrick Brady Jr. es el relevo que ha revolucionado al fútbol americano y a la NFL. Solo cinco años más joven que el titular, se apoderó de las temporadas desde inicio del siglo XXI al conseguir 6 campeonatos de la mano de un entrenador que apostó por su inexperiencia.

Entonces, lo interesante puede ser que la consideración de que alguien es indispensable es un probable aferramiento que no permite ver el panorama. Dicha visión puede ofrecer grandes sorpresas y, a la postre, satisfacciones.

En esta etapa tan difícil para todos, también la Liga de Fútbol Americano Profesional está ampliando su óptica pues “no todo lo que brilla es oro” y hay mucho talento sin la oportunidad de ofrecerles el beneficio de la duda.

De eso se trata ahora. Reconocer que hay personas necesarias, más no indispensables.

Por: Cinthya García Guerrero

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