Octubre, el mes de “sensibilización del cáncer de mama” genera espacios de responsabilidad social y divulgación de información científica de importancia al alcance de todos para mejorar y procurar la salud.

Aunque durante este mes son comunes las campañas de autoexploración y consejos enfocados a la detección oportuna; la información transmitida para quienes hayan cursado con el padecimiento, se encuentran en tratamiento o en remisión es menos habitual.

El Cáncer independiente a su localización y tipo comparte en su fisiopatología la presencia de una replicación celular descontrolada; esta replicación y ciclo celular acelerado genera un gasto energético considerable que a su vez provoca la mayoría de los síntomas asociados a fatiga y pérdida de peso corporal.

Las tumoraciones se forman debido a la agrupación de esa replicación celular descontrolada; sin embargo, no significa que el tumor primario sea el único lugar en el que se alojen, existe la posibilidad de que algunas de esas células alteradas también se encuentren en circulación linfática o sanguínea y comiencen a formar agrupaciones secundarias conocidas como metástasis.

El tratamiento del cáncer generalmente requiere algún procedimiento o intervención quirúrgica para el retiro de la tumoración primaria, en algunas ocasiones también se requiere realizar el retiro de cadenas ganglionares (circulación linfática) para evitar la diseminación de células alteradas al resto del organismo. Aún con detección oportuna llega a ser necesario realizar quimioterapia para buscar la eliminación total de las células alteradas que podrían encontrarse en circulación. Existen otros métodos terapéuticos como la radioterapia que es utilizada para eliminar o disminuir el tamaño de las tumoraciones antes del acto quirúrgico.

Cualquier etapa del tratamiento, ya sea por radioterapia, cirugía o quimioterapia incluye algunos efectos secundarios que en muchos casos concluye con un impacto psicológico para el enfermo y sus cuidadores.

El ejercicio correctamente prescrito y monitorizado es una excelente alternativa para la disminución de los efectos secundarios del tratamiento, mejora del sistema inmunológico y apego a cualquier plan terapéutico.

La liberación de neurotransmisores relacionados a sensaciones de plenitud y bienestar durante sesiones de ejercicio realizadas periódicamente tienen un impacto sumamente positivo a nivel psicológico y de percepción de una persona que vive con cáncer. Es importante mencionar que no solamente tendrá ese beneficio psicológico, tras un periodo de 8 a 12 semanas mejorará también su estado inmunológico potencializando el efecto de cualquier método terapéutico y disminuyendo los efectos adversos que estos pudieran generar.

En caso de existir una disminución en peso puede prevenir la pérdida de masa muscular asociada a la postración y sedentarismo que podría repercutir también en disminución del control de movimiento, caídas y complicaciones asociadas.

Cabe señalar que si bien existen un gran número de beneficios asociados al ejercicio en una persona que vive con cáncer, los parámetros de prescripción deben ser realizados por un médico con especialidad en medicina del deporte que trabaje de manera multidisciplinaria e interdisciplinaria con el oncólogo tratante y especialidades adicionales.

Luis Gerardo Vázquez Villarreal

Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA

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