Sin duda, todos (SÍ, TODOS) hemos estado en algún momento de toma de decisiones que nos ha puesto en un predicamento. Las oportunidades no se presentan varias veces en la vida y el momento para responder ante una de ellas no suele ser tan largo como quisiéramos.

En el fútbol americano se cuenta con fracciones de segundo para reaccionar ante un estímulo. Esa es una representación de lo que la vida ofrece, una respuesta inmediata ante una provocación.

Un titubeo puede ocasionar que erremos.

Imaginemos que estamos en el juego de campeonato. Es la tercera oportunidad y largo yardaje con menos de cuatro minutos en el reloj y abajo en el marcador. Como es el último cuarto, está obligada la toma de decisión porque de esa jugada depende que se consiga el primero y diez para continuar con la ofensiva que permita anotar y superar numéricamente al rival.

No hay tiempo para analizar la situación. La decisión por la que se opte deberá obedecer a nuestra intuición, antecedentes, lógica, etcétera. Si el resultado de ello es lo que se esperaba, el éxito puede encontrarse a nuestro alcance. No obstante, el tardar en responder o hacer lo contrario a lo que se plantea, puede generar un mal rato e, incluso, modificar lo que pudiera haber sucedido.

Success is not forever and failure isn’t fatal. (Become the coach you were mean to be, Paul J. Meyer, 2007, cita de Don Shula p. 117)

“El éxito no es para siempre y el fracaso no es fatal.”

Con la experiencia de jugadores colegiales sucedida hace unos días, surgieron posturas encontradas al respecto. Todos deseamos que lo ocurrido en 2020 con respecto a la pandemia, nunca hubiera sucedido. Sin embargo, fue algo que no estuvo en nuestro control ni alcance. Los meses han transcurrido, mucha gente se ha visto afectada de una u otra forma, otros hemos perdido a seres queridos. Entonces, el daño ha sido para todos y la resiliencia es el único recurso para enfrentar el momento y aprender a vivir lidiando con ello.

¿Cuál es el panorama en este momento para esos jugadores?

Pues todo dependerá de ellos mismos. La actitud ante lo “perdido” le deberá sonreír a lo que llegará. O, de plano, tirarse a la desgracia sin levantar la mirada hacia algo diferente, pero que se desconoce (ese sería el factor que produzca incomodidad) si puede ofrecerles algo distinto que tiene el potencial para ser grandioso.

Do you want to be safe and good, or do you want to take a chance and be great? (Become the coach you were mean to be, Paul J. Meyer, 2007, cita de Jimmy Johnson p. 128)

“¿Quieres sentirte seguro y bien, o quieres arriesgarte y ser genial?”

Las oportunidades están puestas “sobre la mesa”. Habrá quienes se aventuren a lo desconocido sin mucho en los bolsillos, pero en un lapso no tan largo podrán tener las manos llenas de certidumbre y ¿por qué no? un futuro prometedor en donde menos lo habían podido imaginar.

Por: Cinthya García Guerrero

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