Por estos días, hace un año, las indicaciones de las autoridades dictaron el cese de muchas actividades. Entre esas, los encuentros deportivos.

Para lo cual, la Liga de Fútbol Americano Profesional se sumó a la iniciativa de salvaguardar la salud de la comunidad y, por ende, de la afición de sus equipos.

Fue una decisión difícil, pero necesaria que dejó la temporada 2020 justo a la mitad. Por esa misma razón, no resultaba adecuado otorgarle a alguno de los equipos el Tazón México V. Apenas estaban “entrando en ritmo” y las circunstancias frenaron el empuje que habían conseguido los ocho equipos participantes.

La esperanza de que la situación pudiese llegar a ser controlada dejó la temporada en un “tiempo fuera” que deseábamos que fuera corto. No obstante, la intención era continuar con lo que se estaba quedando pendiente y conforme pasaron las semanas, el “tiempo fuera” se convirtió en un “silbatazo con el balón alzado por la mano del referee” indicando el final del partido.

La incertidumbre invadió a muchas personas en cada ámbito. Esa constante amenaza de un virus descontrolado comenzó a afectarnos. Al inicio, con casos “lejanos” hasta que se empezaron a acercar más.

La LFA no quedó indiferente a todo esto; por lo que buscó (y continúa) la forma de ofrecer fútbol americano a su afición.

Los esfuerzos han sido muchos y con gran respuesta. Sin embargo, lo que nos atañe es el fútbol americano y por ese “motor” se ha visto la forma más segura de que el “silbatazo que indique el kickoff del juego” se escuche por todos lados, aunque las condiciones sean diferentes (sin público), pero las que mantengan segura a la mejor afición deportiva.

Por: Cinthya García Guerrero

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