Erick Niño ha demostrado mucho potencial en sus primeros dos años como quarterback titular de Dinos conduciendo cada vez mejor a la ofensiva y nos preguntamos qué nos espera para su tercera temporada. ¿Más experiencia?

El quarterback de la ola morada llegó en el draft del 2022 para ser una grata sorpresa a la ofensiva de Saltillo demostrando áreas de oportunidad en su desarrollo, pero también una gran habilidad para leer y conectar con sus receptores.

En su primer año, a pesar de la novatéz y la constante rotación que tuvo con Alejandro Esquer, logró cerrar la campaña en cuarto lugar con 767 yardas y 4 pases para touchdown.

Todos los que se sentaron a observar el juego y la composición de Niño notaron que habría una oportunidad para hacer del joven, un quarterback franquicia en los años siguientes, motivo por el cual continuó con el equipo para la 2023, donde además obtuvo la titularidad de la ofensiva.

Con la temporada que acaba de culminar, Niño dio un salto importante en su juego, además de tener la confianza y el respaldo de su equipo; se podía notar aún más cómodo en la bolsa y con mejores decisiones. Concluyó la campaña en tercer lugar con 21 pases de anotación y sexto con1,898 yardas generadas por la vía aérea.

Su evidente crecimiento y la composición del equipo completo llevó a Dinos a vivir el Tazón México VI el cual cayeron abruptamente en Chihuahua y la ofensiva se fue sin generar puntos.

Es claro que no solo se debe de señalar al quarterback, pues los equipos especiales fallaron dos goles de campo que pudieron hacer un impacto en el estado de ánimo del equipo, sin embargo se notó que el escenario aún era grande para lo que Niño podía manejar, por todas las presiones, el rival al que se enfrentó y lo que la misma final representa pues era la primera vez que vivía este tipo de partidos.

La interrogante que será muy interesante responder la siguiente temporada será si este Tazón México VI se convirtió en una gran lección para el quarterback #17 de la ola morada o será este el punto de frustración imposible de salir, lo que ocasionaría un declive.

Si es la primera opción tendríamos un juego de Niño aún más elevado, sintiéndose con una mejor preparación para volver a enfrentarse a un escenario como estos y conseguir el resultado. Está de más establecer que no solo se requiere un buen juego del quarterback, sino de todo el equipo, pero notar la evolución del quarterback es esencial.

Pero también está la parte oscura del suceso, que sería haber llegado a su techo sin poder dar el salto a ser ese quarterback que responde ante la presión.

Claramente nadie quiere ver la segunda opción pues se percibe a Niño como un jugador que tiene mucho que dar todavía y a toda la afición del football le gustan esta clase de historias exitosas.

El reto no es tan sencillo como pudiéramos imaginar tras la salida de su coordinador ofensivo, Carlos Rosado, quien fue pieza y mentor importante en su desarrollo, así que habrá que ver cómo se acomoda con su nuevo coordinador ofensivo y si el playcall es adaptable para los dos.

De las derrotas aprendes más que de las victorias, pero mucho de ese aprendizaje recae en uno y cómo nos levantamos de la situación.

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