En el camino de la vida hay que aprovechar las pocas oportunidades que se nos presentan y muy rara vez se presenta una segunda oportunidad para hacer aquello que tanto nos apasiona; Andrew Salas, tackle defensivo de Fundidores ha tenido la fortuna de volver a los emparrillados.
Andrew comenzó su historia de fútbol americano a los 7 años de edad junto con su hermano menor Itan ( quien en ese entonces tenía 4 años) en el Club Potros de la Anáhuac en Monterrey, bajo la inspiración e iniciativa de su papá.
“Al principio entré de tackle ofensivo por mi peso en dos categorías mayores que la que debí de haber estado”- recuerda Salas- “La verdad es que no me gustó tanto y me cambié a la línea defensiva, pero me costó muchísimo más trabajo esa posición.”
En su intento de igualar a sus contrincantes, a pesar de la diferencia de edad, Andrew sufrió mucho para dar su máximo y después de una lesión dejó los emparrillados comenzando a jugar soccer, pensando que así podría bajar de peso y tener más condición para regresar al americano.
La decisión y mentalidad que tuvo Salas, teniendo únicamente 12 años de edad fue bastante sorprendente pues comenzó a prepararse y le dió un desenvolvimiento diferente en el campo.
“Recuerdo que llegué con la mentalidad de demostrar que sería un excelente DL. Regresé sobre todo porque sabía que salirme era optar por la vía más fácil y no solo estaba defraudando a mi padre, quien siempre nos enseñó a dar lo máximo en lo que hacemos, sino también me estaba defraudando a mi mismo”- comentó.
El camino de Andrew empezó a verse más claro en ese entonces, participando también en una selección que se hacía en Nuevo León dos años consecutivos y posteriormente entró a Prepa Tec, donde conoció al coach Adame.
Después de jugar tres años en Prepa Tec llegó a liga mayor, pero su destino no estaba en un campo de americano para ese momento, ya que le habían detectado dos hernias en la columna y tuvo que meterse a cirugía, lo que lo dejó sin jugar liga mayor o cualquier tipo de football, cerrando la puerta al deporte de las tackleadas a los 18 años de edad.
Como todos los apasionados a este deporte, fue imposible sacar el americano de su vida convirtiéndose en coach y preparador físico e inclusive estuvo en el staff de Dinos como coach de linebackers en el 2018 con el head coach Adame, pero más adelante las señales empezaron a llegar para Andrew.
Fue así como en el 2019, después de 10 años de haberse quitado las hombreras y de tener esa pequeña cosquillita por haber visto a sus excompañeros jugar en Fundiores que llegó la pregunta de su padre, cuestionando si le gustaría regresar a jugar.
“La verdad es que a partir de la pregunta de mi papá, empezaron a llegar muchas señales, pues quien fue mi coach de chiquito, Rodrigo Ramírez, estaba de coordinador defensivo en Fundidores y me lo encontré en la calle, la misma semana que me preguntó mi papá, él también me preguntó si quería volver a jugar. Para mí fue una señal”- expresó- “Le escribí a mi Pastor para que me guiara y al final me dijo que si estaba listo para volver, lo hiciera.”
Sus recuerdos de cómo regresó al football siguen muy frescos, y afortunadamente para él, tuvo un regreso bastante saludable lo que le ha permitido mantenerse en el deporte hasta el día de hoy.
Para Andrew no ha sido solo tener la oportunidad de volver a jugar americano, ahora está teniendo una gran experiencia al poder compartir el campo al mismo tiempo con su hermano Itan, siendo dos pilares muy peligrosos en la defensiva del reino de fuego.
“Agradecido con Dios por la oportunidad de simplemente poder pararme ahí y creo que todos debemos de agradecer por tener la salud para ejercer, sin importar la edad que tengamos. Es una bendición.”- comentó- “Agradecido con la Liga por esa oportunidad que nos da. No hay palabras para describir esa sensación de <todavía puedo estar (jugando)>”.
Andrew comenta estar agradecido por poder compartir con su hermano en Fundidores, pero que también es una sensación indescriptible el saber que sin duda tienes a alguien a lado tuyo que va a dar todo por ti y tú por él o el hecho de sentir que el estar juntos nada los puede vencer e inclusive expresa que esa sensación la tratan de permear en sus demás compañeros.
“Toda la unidad defensiva está más unida que nunca, lo cual es clave para la respuesta que tiene el equipo en esta temporada. Eso ha ayudado a estar más sólidos. No es un equipo de estrellas, pero es un equipo unido.”
En la LFA Andrew tiene registrados 7 sacks, 3 sacks asistidos, 3 presiones al quarterback y 24 tackleadas, pero este año ha sido pieza fundamental para congelar a sus oponentes.
Sin duda hay que estar listo cuando se presenta la oportunidad de hacer lo que nos gusta, pero la historia de Andrew también nos enseña que todo tiene un porqué y mientras tengas fé, lo mejor llegará más adelante.
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