Los hábitos de un jugador son aspectos que lo definen y lo lleva a alcanzar sus objetivos trazados. Algunos tienen grandes hábitos fomentados por una gran disciplina, otros tienen gran habilidad de adaptación, pero ¿Qué tan demandante debe de ser para un jugador meter en su rutina los retos que te exige tener alguna enfermedad como la diabetes intentando tener una vida lo más pegado a lo cotidiano sin comprometer tu salud?
No es secreto que Ricardo Aviña fue diagnosticado con diabetes tipo 1 desde muy jóven y en algún momento llegamos a presenciar cómo el receptor #83 de Águilas Blancas recibía sus shots de insulina en el sideline de algún partido, sin embargo él ha tratado, y quizá efectivamente logrado, llevar su vida en balance, haciendo que hablemos más de sus virtudes y lo que aporta en campo, pero a la par, admirando la resiliencia de este jugador.
“Cuando me diagnosticaron diabetes a los 11 años me cuestioné mucho si debía seguir en el camino del football, pero me propuse que eso no me iba a detener. -Tener diabetes- sí te hace tener una vida complicada, porque si no haces las cosas correctas o eres disciplinado vienen las consecuencias. He logrado sobrellevarlo y como fue desde niño ya estoy acostumbrado”- señaló Aviña.
Desde niño estuvo involucrado en actividades deportivas, haciendo del fútbol soccer y de la natación sus deportes principales, no obstante, a pesar de tener el fútbol americano en la esencia de su familia por sus hermanos, las oportunidades de formar parte de él no se habían presentado en su casa hasta los 11 años de edad que su papá logró llevarlo al Casillero de Águilas Blancas, lugar que sería testigo de la evolución y crecimiento de Aviña hasta su último año.
Aunque su entusiasmo de formar parte del juego era muy grande, no tenía claro qué posición sería la ideal de jugar por lo tanto probó primero de quarterback, pero sus habilidades no estaban listas para desarrollarse de esa posición así que cambió a la unidad de receptores el cual tenía fundamentos que le daban ventaja al haber jugado de portero años atrás.
“La realidad es que siempre he querido ser quarterback, pero siendo honestos no soy bueno, pero ser receptor me gusta todavía más; la adrenalina de hacer una ruta, correr con el balón.”- comentó Aviña.
Aviña tomó la responsabilidad de lo que ser receptor en un equipo como Águilas Blancas representa, involucrándose cada vez más en el equipo, desempeñando un rol muy proactivo y entre sus acciones como compañero de equipo y sus resultados en campo, desde las intermedias empezó a denotar su potencial para los ojos ajenos.
Su amor y cariño a este equipo del IPN, además de tener el valor de la lealtad presente en su vida, lo llevó a vestir de rojo y blanco en todo su desarrollo de jugador, estando consciente del valor junto con la importancia que posee pertenecer a un equipo de tal magnitud.
“En su momento no me llamó la atención el tema de las becas, sino el jugar en el lugar que llamo hogar”- comentó- “Con Águilas Blancas aprendí a no poner excusas, aprendí que no tenemos algún beneficio y estamos ahí por convicción lo cual le agrega mucho valor.”
Vivió Clásicos Estudiantiles en escenarios abarrotados como el Estadio Ciudad de los Deportes, en donde hace dos años nos regaló una postal al haber tenido la primera recepción para touchdown del equipo politécnico en su cumpleaños, con su papá en el sideline para celebrarlo, siendo este uno de los momentos más especiales para él.
La final politécnica, entre otros highlights que nos ha regalado Aviña hace difícil el decirle adiós a su etapa de colegial, pero nos da una ilusión saber que quizá lo podremos ver en acción pronto ya que se ha declarado elegible para el Draft de la LFA.
“Creo firmemente que fui muy bendecido por vivir momentos tan emblemáticos con el equipo, la institución y su historia; además tener la oportunidad de dar un mensaje de resiliencia con lo de mi diabetes; es una oportunidad que existe y no sólo hay que decirlo sino predicar con el ejemplo”- compartió.
Abiertamente confesó que al haber tenido una experiencia de colegial plena pensó cerrar el telón como jugador una vez que diera su vuelta olímpica, sin embargo una cosquillita interna y el deseo de aportar su granito de arena al proyecto de profesionalizar el fútbol americano en su país lo hizo aceptar la invitación de la LFA y continuar con su historia de jugador, pero ahora en una etapa diferente.
Aunque el camino y su destino sea incierto es una realidad que cualquier equipo debería de apostar por este receptor que no solo te responde en campo sino te da un valor agregado que difícilmente podrás encontrar en cualquier lado.
¿Qué equipo irá por él ahora que sea el Draft 2025?
- Ricardo Aviña, un receptor fuera de lo ordinario - 16 enero, 2025
- Los novatos más destacados del Draft 2024 - 7 enero, 2025
- Patricio Quiroga ¿Héroe o villano? - 13 diciembre, 2024