Al hablar de Osvaldo Zumalacarregui, mucha gente sabe de quién estamos hablando y es que lo que ha logrado en el fútbol americano lo ha colocado en la lista de jugadores de impacto.

Su inicio en los emparrillados fue a los 6 años en Aztequitas en Puebla y, a pesar de haber estado activo en varios deportes, desde el primer momento que jugó se sintió tan identificado que no se vio haciendo otra cosa.

A pesar de que desde sus comienzos jugó como defensivo, también destacó como corredor, pero cuando llegó a Borregos Puebla (en preparatoria) detectaron su potencial y lo asignaron como safety.

“La verdad es que cuando me pasaron a la defensiva me agradó, porque me gusta más el contacto. Definitivamente es lo mío”.

Gracias a su desempeño, recibió una invitación para formar parte de Auténticos Tigres y, aunque ya tenía un pie en Nuevo León, no terminó de concretarse por la inseguridad que se estaba viendo en ese entonces. Por lo tanto, regresó a Puebla, a su equipo desde la cuna, Aztecas.

“Siempre dije que iba a jugar en Aztecas en liga mayor y, al final, la vida me condujo al lugar donde empezó todo”. En la UDLAP logró desarrollar un gran nivel de juego y, gracias a su instinto defensivo y dedicación, vivió experiencias inigualables.

Formó parte del bicampeonato de CONADEIP (2013-2014) y el campeonato nacional 2016. Además, participó en cuatro selecciones CONADEIP (2014-2018) y dos mundiales universitarios (2016 y 2018). Es líder en tackleadas de todos los tiempos en CONADEIP.

De todas las experiencias, la temporada de 2016 es la que más atesora, pues no solo logró ganar la final sin derrota en temporada regular, también ganó el campeonato nacional contra Auténticos Tigres.

Zumalacarregui confiesa que siempre siguió a la LFA desde su creación; sin embargo, no había considerado jugar en ella hasta que llegó su momento. Fue así que en el Draft 2020, Artilleros lo seleccionó en la segunda ronda; equipo en el que logró 16 tackleadas y 1 intercepción.

Hoy forma parte de la lista para la segunda generación que irá a representar al en la CFL, hecho que, a pesar de las limitaciones por la pandemia, se ha logrado mantener positivo y con mucha motivación para entregarlo todo cuando llegue el momento.

“He trabajado muchísimo; demasiado duro. Soy muy exigente por lo que quiero. Todo lo que he logrado, he trabajado por ello; nada es casualidad. Es una satisfacción saber que todo el trabajo está rindiendo frutos y un orgullo poder poner el nombre del fútbol americano en alto.”

Con una gran responsabilidad en su espalda, pero, sobre todo, con una oportunidad de dejar huella, Zumalacarregui continúa preparándose cada día para ser un campeón dentro y fuera del campo.

Por: Fernanda Mayen

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