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No son héroes anónimos, tampoco tienen tanta atención como la que suelen atraer aquellos receptores veloces, pero en estos últimos años se ha empezado a hablar con más frecuencia por la evidente diferencia que hacen a la ofensiva cuando los tienes en el roster. Hablo de las alas cerradas.

Las alas cerradas o tight ends son aquellos receptores  “robustos” que se alinean frecuentemente en un extremo de la línea ofensiva cuya principal función es de bloqueo, pero ya tiene tiempo que empezaron a desarrollar un rol más apegado al de receptor y definitivamente son de gran ayuda.

Según registros, el desarrollo del ala cerrada comenzó en los 50’s cuando se empezó a depurar el formato de juego y se encontraron con jugadores que ya no encajaban como linieros ofensivos -por estar delgados-, pero tampoco como receptores -por estar “pesados”- y fue el coach legendario de los Browns, Paul Brown, quien vió potencial en estas características.

Fue hasta los años 60’s que se hizo oficial la existencia de la posición “ala cerrada” y, a pesar de que su asignación principal era bloquear, empezaron a tener presencia en las estadísticas con varias recepciones. Algunos de los más simbólicos en esa época fueron Mikey Dikta y Jhon Mackey.

Posteriormente, se les comenzó a decir “híbrido” aquellos que su juego consistiera en un 50% como bloqueadores y la otra parte como receptores, pero hoy en día el football se ha hecho más rápido que cualquier tight end debe tener la capacidad de recibir pases como bloquear, por muy mínimo que sea.

Se dice que tener alas cerradas en un roster radica principalmente en la esencia y estilo de juego del head coach y coordinador ofensivo, sin embargo se sabe que tener a un jugador que mida más de 1.90 y pesa alrededor de los 120 kilos puede ser de gran ayuda cuando te enfrentas a defensivas muy físicas o de gran tamaño; ya sea para terceras oportunidades o escenarios muy cerrados donde y sean muy difíciles de cubrir.

En la NFL existen varios ejemplos (actuales) como Rob Gronkowski, Travis Kelce, Tony Gonzalez. En la LFA Marcelo Zumalacárregui, Miguel Morgado o Arturo Miranda, quienes hacen la diferencia al cumplir con ambas funciones de manera eficiente.

Poco a poco se va mejorando el “ADN” de las alas cerradas y los coaches van encontrando una mejor aplicación a estos jugadores esenciales a la ofensiva para poder hacer de su ataque algo más dinámico, pero sobre todo, peligroso.

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