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Caudillos lleva celebrando desde el primer juego del 2023 y continúa con los festejos hasta este momento escribiendo lo inédito; marcando un precedente sin igual.

El equipo de Chihuahua llegó a ser el más peligroso en su debut con la LFA para coronarse como el campeón invicto, marcando un sello no antes visto en el football profesional.

Se pensó que el año siguiente el invicto y nuevamente lo del campeón sería algo de ensueño, casi imposible. Al parecer no.

A diferencia del año pasado esta temporada el defensor de la corona se vió más vulnerable en algunos partidos lo cual lo volvió un equipo más real.

No obstante, le faltó un cuarto a cada rival para poder vencer de verdad al equipo que ha dominado los cuartos cuartos de los partidos, volviéndose un equipo imposible de derribar.

Jeremy Johnson y el coach Federico Landeros presentaron nuevas armas principales en el ataque aéreo y quizá no se posicionaron como el #1 en la producción ofensiva de ningún rubro, pero lograron responder en los momentos importantes.

Más allá de disfrutar las grandes jugadas que nos ofrecieron también fue un goce ver la deconstrucción y el proceso de una innovadora ofensiva en el transcurso de la temporada lo cual fue todo un deleite.

Por otro lado, en la defensiva sí volvieron a ser la número uno en puntos permitidos y aunque llegaron algunas piezas nuevas a la defensiva continuaron sin perder el sello de intensidad que los caracteriza; en tema de ejecuciones fue prácticamente una muralla.

La sensación de un tricampeonato invicto se vuelve a sentir como algo irreal en esta liga, pero hay algo que tiene Caudillos que continúa haciendo lo imposible…una realidad.

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