Luis Trujillo y Juan Pablo Farril entrevistaron en LFA Total a uno de los jugadores contemporáneos reconocido desde su etapa colegial.
José Carlos Maltos Díaz es originario de Monterrey, Nuevo León. A sus 29 años recién cumplidos puede hablar de experiencia en el campo de fútbol americano en diferentes lugares e, incluso, países.
Egresado de Auténticos Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el pateador se aventuró por conseguir una oportunidad en la NFL con Santos de Nueva Orleans en 2013; se integró a la LFA con Fundidores de Monterrey de 2017 a 2019, pero tuvo una etapa en BC Lions de la CFL en 2018. Actualmente, está considerado en Redblacks de Ottawa. Su trayectoria profesional como jugador se ha situado en la zona norte del continente la cual lo destaca por su perseverancia y constancia; características que lo mantienen activo en la Canadian Football League.
“A pesar de la situación de la temporada en Canadá que quedó cancelada, estoy positivo. Por algo suceden las cosas y con las pláticas que tuvimos al término de la temporada 2019, el gerente del equipo me dirigió unas palabras que me dieron la tranquilidad para continuar en Ottawa. Firmé mi siguiente temporada”, inició José la plática.
La intención de Maltos de hacerse profesional comenzó desde 2010 en su año de novato en colegial, debido a los excelentes resultados que obtuvo como pateador y sin buscarlo en realidad. Simplemente dio resultados en el campo. Ese año fue convocado para el mundial senior en Austria e hizo su prueba “de fuego” al patear al ras del suelo (como en la NFL). Consiguió ser el mejor pateador del mundial.
“Yo quiero Estados Unidos, NFL… lo grande. Allí se acomodó todo para mí. Con el coach Barocio se dio la conexión que necesité para pensar que lo podía hacer”, contó.
Tuvo una sola oportunidad para probarse en la NFL, donde Miami, Seattle, Dallas, Nueva Inglaterra y Nueva Orleans lo buscaron para trabajar con ellos.
Su confianza en los procesos le han permitido darle continuidad a su carrera. La LFA le abrió la puerta para mantenerse activo y se mostró agradecido con Fundidores de Monterrey.
“La LFA cambió para bien desde hace 3 años al buscar traer lo mejor a la liga. Eso es lo que ha buscado la gente, algo más. He estado al pendiente de lo que hacen las cabezas de la liga para mejorar y trascender más allá de nuestras fronteras”, comentó con seriedad.
Su experiencia en la NFL ha estado plagada de competencia y emociones, pero también atendido en todo lo que necesita un pateador tanto física como en ropa y accesorios para su labor. Los llamados que ha tenido de equipos profesionales le han hecho sentir toda la gama de emociones. Esas oportunidades, a firmar con algún equipo, son contadas y él ha vivido esos impactos (como les llamó).
“Me ha ido muy bien porque me enfoco mucho. Sin embargo, el número determinado de jugadores en los equipos de la NFL es uno y he dependido de las circunstancias. Antes de que firmara en Nueva Orleans, las competencias que enfrenté fueron muy duras y las superé. Agradezco a Dios la oportunidad de haber podido estar allí y vivir lo que me hizo crecer.”
Reconoce tener todavía una “espina clavada” que no le ha permitido demostrar su capacidad durante un juego. Su mente está preparándose conforme pasa el tiempo y en cada ocasión que entrena se da cuenta de lo que puede llegar a lograr.
“Acabo de hablar con el pateador de Auténticos Tigres, quien estaba buscando que le dejaran jugar un año más. Le dije que, si desea seguir jugando para llegar a otro nivel, observe el proceso pues hay una motivación en el convenio LFA-CFL. De allí, puede surgir la oportunidad hacia NFL. La recompensa será estar en alguna lista de fútbol americano profesional”, finalizó.
Por: Cinthya García Guerrero
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