Los valores. Los valores son uno de los aspectos que más énfasis se marca en el fútbol americano, algo que se inculca desde pequeños y aunque sea uno de los aspectos principales no todos logran transmitirlo de la manera tan genuina y natural como lo ha hecho Marcos Aguiñaga a lo largo de su liga mayor.
Esta es una historia que vale la pena contar y darle visibilidad.
Podríamos suponer que Aguiñaga comenzó su paso por el americano desde muy pequeño sin embargo, entró en las juveniles de Burros Blancos cuando, en un movimiento sutil de su tío, lo llevó al Casillero de este equipo del IPN y se enamoró por completo del deporte y del equipo de esta institución.
Al conocer el lado pasional de Aguiñaga y sus inicios entendemos porqué se relaciona con el de un liniero ofensivo mezclado con la agresividad peculiar de la línea defensiva. Un mix muy particular en su construcción.
Aguiñaga debutó como liniero ofensivo y es perfectamente entendible que cualquiera que haya visto jugar al número 54 de Burros Blancos no creyera que el principio de su historia fue en la línea ofensiva, sin embargo tras un desempeño no tan favorable un coach decidió colocarlo del otro lado del frente y funcionó mejor.
Por supuesto fueron sus habilidades y cualidades las que lo hicieron el ser liniero defensivo como algo natural, aunque también su determinación, principios y deseo generó que hasta su coach proyectara grandes cosas en su futuro… y sí.
Consideramos el hecho del destino, pero también la gran disciplina que desarrolló comprometiéndose al 110% en el gimnasio, a mejorar su técnica y a escuchar de quienes tienen la experiencia delante de él para empujarse a obtener su mejor versión.
Para Aguiñaga ser ala defensiva es su fortaleza, quizá su parte favorita, pero él confiesa que en general la línea defensiva es física y lo que más le gusta es el golpe, cerrar la caja, tacklear carreras. Estar presente, ayudar a su línea a generar presión, romper el esquema ofensivo.
Le tocó vivir el momento en el que Cheyennes y Burro Blancos unieron intermedias en ese 2018, año que también -Cheyennes- llegó a la final contra Auténticos Tigres, cuando Cheyennes presentó un juego fabuloso ganándole en los últimos segundos a Pumas CU lo que le otorgó un preciado pase a la final en esa intermedia.
Mismo 2018 también le tocó portar otra verde con la Selección Mexicana en el Mundial U19 que se llevó a cabo en el Olímpico Universitario donde, entre Cielitos lindos y mucho football obtuvo la medalla de plata ante un duelo pasional contra Canadá.
Por si fuera poco, ese mismo 2018 vivió su primer año de liga mayor y su primera final tipo senior en el Gaspar Mass volviendo al mismo recinto en un escenario similar, cayendo también contra Auténticos Tigres.
Ya para esas instancias podríamos pensar que Aguiñaga había vivido una carrera bastante gratificante, sin embargo, lo mejor estaba por venir.
En el 2019 Burros Blancos y compañía vencieron a Auténticos Tigres en el Gaspar Mass, a los Pumas CU en el Olímpico para conseguir su pase a la final lo que lo llevó a disputar la Guerra Civil en el Azúl, llevándose su primer anillo de campeón rodeado de una gran comunidad del IPN.
Pareciera mentira, pero aún cuando los años siguientes se volvieron más retadores para el equipo de Burro Blancos y para Aguiñaga, podemos señalar que los méritos que vivió en su liga mayor son historias que pocos tienen los privilegios de contar. Pocos pueden relatar las victorias en el Gaspar Mass o en Pumas CU o el mismo campeonato.
Sumado a eso, el reto ha sido una constante que se ha aparecido en su vida, lo cual lo ha hecho más resiliente y con una gran fortaleza mental.
Inclusive aún en su último año de mayor, la vida le ha puesto circunstancias que lo llevan por caminos oscuros, pero consigue lograr sus objetivos además que se ha vuelto un líder interno en el equipo.
Siendo este su último año su perspectiva del rol que debe desempeñar ha madurado también, además de llevar categorías inferiores como coach donde también se encuentra compartiendo una relación coach y jugador con su hermano menor. Esto le ha exigido aún un mayor compromiso con todo su actuar.
“Mi familia es mi punto más fuerte de motivación para cerrar el año”- expresó Aguiñaga- “Mi hermanito ha sido ese extra que me hace ser mejor y me inyecta. Me ha motivado a que este año sea mejor.”
De un tiempo acá el equipo ha tenido momentos muy intensos en cambios de coacheo y de sistema, lo cual hace que en ocasiones sea difícil mantenerse optimista o inclusive en el mismo equipo, pero no para Aguiñaga, para él es estar en las buenas, en las malas y en las peores, buscando mejorar todo lo que se pueda.
“Ya no juego por mí o por hacer cosas grandes, sino es por tratar de mantener el estatus del equipo en los 14 grandes”- comentó – “Es un equipo que amo mucho y quiero que siempre se mantenga entre los mejores.”
Aunque han tenido resultados más prometedores de lo esperado, sin duda ha sido una temporada pesada para el equipo, no obstante eso no está afectando el rol y el sentimiento de agradecimiento con el que vive Marcos Aguiñaga en esta última vuelta por el máximo nivel estudiantil.
En sus objetivos para cerrar el año sí vislumbra un camino que lo lleve a la LFA, no obstante, todo puede pasar…
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