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“La mejor forma de agradecerle al football lo que te ha dado, es dándolo todo cada vez que pises un campo.”

Desde el primer momento que pisó un campo de fútbol americano, Jair Viamontes supo que quería jugar para toda la vida y haría lo posible para lograrlo.

Tal vez sea muy difícil explicarle a un niño de 11 años el sacrificio y todo el esfuerzo que conlleva el jugar en una liga de alto nivel, pero gracias a las figuras mexicanas que estaban jugando en ese entonces en la NFL y la NFL Europa, Jair encontró la motivación perfecta para trabajar en ello.

En su formación, el receptor se desarrolló en el Ejido de oro con Redskins y para su etapa en liga mayor se integró en Linces México.

Viamontes estaba consciente de que lograr su sueño no sería una tarea sencilla; sin embargo, logró desarrollar la mentalidad para dar un ‘extra’ a todo lo que le pedían sus coaches, lo que destacó como jugador. Participó en 7 selecciones: Junior World Championship (Canton, EU) 2009, Senior World Championship (Austria) 2011, Tazón Azteca (Monterrey) 2012, American Bowl (Ciudad de México) 2013, Tazón Azteca (Chihuahua) 2014, American Bowl (Chiapas) 2014 y Senior World Championship (Canton, EU) 2015.

Una vez que culminó su liga mayor, se puso en contacto con Carlos Rosado (exjugador NFL) pidiéndole guía y apoyo para iniciar su preparación con miras a los tryouts abiertos de la CFL en 2016. Participó en la LFA con Raptors de Naucalpan manteniéndose como jugador activo hasta que llegó el momento de “probar su suerte”.

“Lo que más me costó trabajo, primero, fue juntar los recursos. Los ahorros que tenía con mi- ahora- esposa más el apoyo de mi familia y de la clínica ATC (patrocinadores de una parte del viaje) alcanzaron para que asistiera a 4 tryouts en California, Texas y Florida. En el viaje fue muy difícil estar solo ‘24/7’ por mes y medio en un país ajeno, transportándome en trenes, autobuses y ‘de aventones’, durmiendo en moteles de paso” -comentó Viamontes sobre su experiencia. “Sin duda, todos los detalles que aprendí sobre la preparación atlética y el football fueron por la convivencia con grandes atletas y coaches. La fortaleza mental me sostuvo para que aprender y mantener para la competencia valió la pena.”

A pesar de no conseguir el resultado que esperaba, nunca bajó la guardia, pues sabía que podría competir en el nivel más alto del fútbol americano si se seguía preparando y tomaba todo lo aprendido de las experiencias. Fue así como volvió a la LFA con Mayas en 2018. Al año siguiente, la liga anunció el convenio con la CFL y, por su trayectoria, fue convocado para hacer el combine en el estadio Ciudad de los Deportes.

Con la ventaja de saber a lo que se enfrentaba, llamó la atención de los canadienses de tal forma que, en el Draft, Eskimos de Edmonton no dudaron en seleccionarlo, convirtiéndose en la primera selección global y en el autor de un momento histórico para la LFA. 

“Fue un sueño hecho realidad. Me había preparado para ser la primera selección, pero nunca me imaginé cómo sería si en verdad sucedía” -expresó.

Una de las cosas que más ha disfrutado de toda su experiencia en Eskimos es que no hay que fijarse en nada más que en el fútbol, factor que solo le sucedía en épocas de mundiales. “Así es mi vida ahora durante los 6 meses que dura la temporada, es lo mejor que me pudo pasar, deportivamente.”

Hoy, está con un contrato renovado para la temporada 2020 (a expensas de lo que suceda por la pandemia), con un hijo en camino y la satisfacción de haber alcanzado lo que algún día se prometió de pequeño, tiene el conocimiento de poder lograr todo lo que se proponga.

Por: Fernanda Mayen 

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