El sol estaba al máximo aquel sábado en Puebla para iniciar el partido entre Artilleros y Mexicas. La gente desde temprano ocupó sus lugares en las tribunas del estadio Olímpico BUAP para dar la bienvenida al nuevo territorio artillero.
Ambos equipos tuvieron derrotas dolorosas en la semana uno y la intención de quitarse ese amargo sabor de boca, podría desencadenar un partido atractivo; aunque muchos apostaron a que Artilleros iba a obtener su primera victoria fácilmente.
Las líneas defensivas se hicieron presentes desde el primer momento del partido. No hubo algo más efectivo, contundente y emocionante que ver aquellos frentes ser pesadillas para ambos quarterbacks.
Quizá el equipo local pegó primero con un safety, pero el ingrediente canadiense de Mexicas tuvo un efecto positivo que logró generar puntos antes del medio tiempo haciendo que la afición de la “sangre mexica” se levantara de sus asientos en más de una ocasión.
A pesar de la ventaja que tuvo Mexicas en el marcador, desde que consiguieron su primer touchdown, los poblanos conservaron ‘la vela encendida’, pues la diferencia nunca fue más de una posesión. La esperanza estaba y se sentía en el equipo.
Por tanto, Artilleros se notó más efectivo en los últimos momentos y todo resultó para aparentemente meterse en el partido o al menos llevarlo a series extras; sin embargo, los visitantes no querían repetir la dosis de la derrota conteniendo cualquier intento de la ofensiva.
Muchos catalogaron desde ese momento a la “sangre mexica” como el underdog de la liga, pero a pesar que a Artilleros “se les haya cansado el caballo” aún era muy pronto para determinar o etiquetar. La historia que apenas comenzaba a escribir.
Por: Fernanda Mayen
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