Versátil y arriesgado, así es Luis Bautista

Con más de 15 años como jugador de futbol americano, Luis Enrique Bautista #37, se encuentra en su primer año como profesional en la LFA. Proveniente de Águilas Blancas, el LB siempre estuvo cercano a este equipo ya que, algunos de sus tíos y primos también formaron parte de esta escuadra.

Pero su primer acercamiento al deporte de las tackleadas fue a la edad de 10 años, cuando, por influencia de sus primos y tíos, decidió probar suerte en esta disciplina.

“Desde pequeño iba a los juegos en el Wilfrido (Massieu) a los juegos de liga mayor; incluso desde que era bebé mi mamá me llevaba en brazos al estadio”

Sin embargo, antes de encontrar su posición predilecta, se vio obligado a poner a prueba sus capacidades en diferentes áreas. Comenzó como receptor en Águilas Balbuena, su primer equipo, posteriormente, y por cercanía a su hogar, estuvo en Linces Rojos de Chalco donde se desempeñó como liniero ofensivo y defensivo.

Con 15 años de edad llegaría a Águilas Blancas donde al ser cuestionado sobre la posición en la que jugaba, elegiría la de LB.

“Nunca había jugado de linebacker… Mis coaches me explicaba algunas jugadas y yo no les entendía”

Pero con los entrenamientos y con la ayuda de su primer coach en águilas y hoy, su también compañero de equipo en Eagles, Jovanni Carrillo pudo formarse en esta posición.

A pesar de haber encontrado su lugar en el quipo, Luis no estaba conforme. Quería ser quarterback. Fue en su segundo año de juvenil cuando, por azares del destino, tuvo la oportunidad de comandar una ofensiva.

“Llegó un nuevo staff de coaches y cuando me preguntaron mi posición, dije que era QB. Estuve entrenando en esa posición, jugué un scrimmage pero por problemas administrativos regresaron nuestros antiguos entrenadores y al verme en como mariscal en seguida me regresaron con los LB’s”

Y fue como linebacker que terminó sus años restantes en juvenil, intermedia y liga mayor.

De jugador a Head Coach

En 2012 tuvo la oportunidad de integrarse como asistente en la categoría infantil de águilas blancas, posteriormente pasó a ser coordinador defensivo del equipo.

Tres años después, y nuevamente por problemas administrativos, el HC de águilas decidió irse del equipo y fue en ese momento cuando Luis tomó los controles de la categoría que, venía de ser campeona y estar invicta.

“Tenía una enorme responsabilidad. En mi primer juego de práctica tuve que ir a vomitar, estaba nervioso, no sabía lo que iba a pasar”.

Afortunadamente para él, durante su primera temporada al mando obtuvo buenos resultados con el equipo. Sin embargo, en la siguiente campaña no fue la mejor para el equipo, pero a pesar de las adversidades lograron llegar a semifinal.

“Es increíble trabajar con niños; antes no los soportaba, ahora los amo… definitivamente ser coach me convirtió en mejor persona”

No todo es futbol americano

Actualmente Luis Enrique se encuentra en proceso de titularse como Lic. en Relaciones Comerciales por parte de la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA).

“Le he tomado el gusto a la carrera. La escogí porque mi prioridad (en ese momento) era jugar y estar cerca del campo de águilas”

Para su padre la carrera indicada que debería haber estudiado es la de ingeniería civil, ya que está podría serle de mucha ayuda para desempeñarse en la constructora que maneja y es el patrimonio familiar.

“Desde pequeño estuve en el negocio familiar, acompañaba a mi papá a la obra y me gustaba. A partir del año pasado lo he ayudado con la parte administrativa”

A pesar de saber que ser partícipe del negocio familiar le asegura una estabilidad laboral y económica, Luis también ha buscado la forma de abrirse camino por su propia cuenta, sabe que, de conseguir empleo por méritos propios, le brindará la satisfacción de haber conseguido una de sus metas.

“Lo más fácil que puedes hacer es tomar lo que ya tienes, pero tus objetivos los pones de acuerdo al círculo social que te rodea”

Sabe que no es una decisión sencilla. Por un lado, está la creciente esperanza que tienen depositada en él su papá para que, el día que llegue a faltar, Luis pueda hacerse cargo de lo que por años ha trabajado y ha sido el sostén de la familia. Por el otro, el regocijo de saberse capaz de conseguir un empleo.

“Es un 85 por ciento de probabilidad que me quede en la constructora, pero también estoy abierto a que lleguen otras oportunidades”

En pocas palabras