Todos los equipos sufren de una transición cada que empieza una nueva temporada, inclusive los Caudillos no fueron los mismos que la temporada pasada y en términos de hacer los movimientos grandes en casa es inevitable terminar lanzando una moneda al aire con dos únicos caminos: el primero es un tanto más limpio como el caso de Raptors o te encuentras con un camino un poco más empedrado por recorrer como le sucedió a Reyes esta temporada.

El equipo de la Perla Tapatía cerró su segundo año (2023) posicionándose como una de las mejores defensivas, ofensivas y equipos especiales, además de llegar a una semifinal, obteniendo su primera victoria en playoffs en la ronda de comodines y aunque parecía que todo lo tenían dominado para seguir la conquista, la mayor batalla para el rey fue el 2024.

Esta tercera temporada, pensando que sería “la vencida” para un Tazón México, terminó con una sola victoria, como la ofensiva menos productiva en yardas aéreas y tercera más baja por tierra. Del otro lado del balón terminaron como la defensiva que más puntos permitió así como la corta eficacia frenando el ataque terrestre.

Sin duda el cambio de comandos con Carlos Rosado como nuevo head coach trajo una forma de trabajo más lineal, pero las ausencias en ciertas áreas de las unidades del equipo pueden justificar la baja producción, además que la frustración pudo haberse convertido en el enemigo principal que comprometió una adapatación al nuevo sistema en el tiempo correcto para competir como se tenía pensado.

El plan de trabajar con Shannon Patrick (quarterback que defendió el azul rey el año anterior) y tener a Raúl Reyes como backup era una estrategia prometedora, pero nadie contempló que Shannon tendría situaciones familiares que lo hicieron quedarse en casa así como el linebacker Anthony Patrick quien tampoco pudo volver al equipo esta temporada lo que los llevó a recurrir a un plan de emergencia a la ofensiva.

La ruptura del plan con el quarterback se vio modificada y pasó a ser una baile constante con Reyes y Matt Vittale quienes tuvieron varios destellos con un gameplan más limpio y competitivo, pero la realidad es que mucho de la magia que vimos de la perla tapatía fue producto de las piernas de Jordon Shippy y Majid Esparza, quienes cargaron a la ofensiva y nos deleitaron con acarreos de gran altura e inclusive algunas jugadas aéreas.

Finalmente, Enrique Yenny tomó su oportunidad de jugar en la UFL y estuvo ausente hasta los últimos dos partidos de temporada regular, lo que también generó una baja circunstancial en equipos especiales.

Por otro lado, hay que destacar que su gameplan en la defensiva con el perímetro obtuvo mucho resultado, estableciéndose como la tercera mejor defensiva de la liga, no obstante al ser un equipo si el barco tiene una ruptura, es muy probable que se hunda por completo.

No hay que dejarse engañar por el récord o las estadísticas ya que Reyes presentó competencia en cada uno de los partidos, haciéndonos voltear la mirada en varias ocasiones como la vez que jugaron contra Caudillos, Fundidores e inclusive contra Galgos, sin mencionar la victoria que tuvieron contra Raptors en su debut como local, estrenando estadio.

Una de las heridas que nunca cerró bien desde que el rey se lastimó en la semana uno contra Gallos Negros fue el hecho de cerrar los juegos, aspecto que sin duda les costó este año, pero hubieron muchos momentos que nos dejaron al filo de nuestros asientos.

Sin duda la pregunta de ¿Qué sigue para Reyes? es la principal, pues además de redireccionar algunos aspectos habrá que evaluar qué piezas se desean conversar, cómo negociar, qué quarterback desean optar por traer para el cuarto año y si se verán aún más ambiciosos en el Draft ahora que poseen el primer pick global.

Algunos pudieron cantar mejor las rancheras este año, pero sin duda el rey no doblegará hasta conquistar la LFA.

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