Posterior a unos interesantes campeonatos de conferencia, ya están definidos los contendientes del próximo Super Bowl. A 12 días del relevante evento hay situaciones generales por analizar respecto al periodo de tiempo entre ambos episodios competitivos.

La separación entre un evento y otro no es propiamente un descanso, ya que las adaptaciones generadas a partir de entrenamiento a lo largo de toda la temporada pueden verse afectadas o decrecer parcialmente si se acumula tiempo en reposo. Para conservar adaptaciones en medida de que se aproxima la fecha y los equipos son puestos en su punto competitivo, se realizan una serie de actividades bajo el concepto de recuperación activa.

Los primeros 3 a 5 días tienen por objetivo realizar evaluaciones e intervenciones específicas ligadas al estado actual y necesidades de cada jugador. Se disminuyen las intensidades y duración de las sesiones de preparación física y se reciben medidas profilácticas generalizadas (preventivas y de recuperación) por parte de sus servicios médicos multidisciplinarios. Para aquellos jugadores que se encuentren lesionados se realizará la gestión del riesgo necesaria para analizar la permanencia competitiva a partir de tratamientos especializados.

En el periodo intermedio (días 3 a 7) ya conociendo a detalle el estado actual de cada integrante deben realizarse ajustes tácticos según estrategia de juego planeada y el análisis de permanencia competitiva, la preparación física incrementa levemente en intensidad y duración sin llegar a lo extenuante ya que las ganancias al respecto serían inexistentes. Estos ajustes no solo contemplan el estado físico del equipo, en ese momento es de suma importancia el seguimiento e intervención psicológica.

La concentración en el objetivo, cohesión colectiva y una mentalidad estable que permita buena toma de decisiones son objetivos no tan sencillos de alcanzar a los que difícilmente se llega únicamente con coacheo dentro del campo. Es un error común anteponer las necesidades institucionales o de los equipos sin tomar en cuenta el importante proceso personal que cada miembro del equipo enfrenta. Adicional a las altas expectativas centradas en obtener el resultado, cada integrante vive situaciones familiares y personales diferentes que mal manejadas o poco asimiladas pueden provocar una gran cantidad de efectos negativos; que incluso pueden tener alcance grupal. Como cualquier área de la salud, la psicología deportiva debe ser procurada por expertos que sumen cuidados para tener al equipo en su mejor versión a la llegada del compromiso competitivo.  

Los últimos 7 días se intensifica el trabajo táctico anticipando diversas situaciones de juego sin exponerse a riesgos innecesarios. Las intervenciones profilácticas se conservan, al igual que las intensidades, y duración de la preparación física; ya que cualquier lesión presentada en este periodo implicaría cambios importantes a cualquier esquema.  A medida que se acerca la fecha del compromiso final se incrementan las sensaciones que experimenta cada participante requiriendo un seguimiento psicológico mucho más cercano. Las actividades sociales con el equipo que pueden incluir convivencia familiar son un gran recurso durante este último periodo.

No hay que dejar de tener presente que al final del día únicamente habrá un equipo ganador. Por esa razón es muy importante trabajar en el conocimiento y alcance de ambos escenarios sin dañar la autopercepción, seguridad, motivación y concentración de ningún integrante, siempre guiados por verdaderos especialistas en psicología deportiva poniendo su talento a favor del equipo.   

Luis Gerardo Vázquez Villarreal

Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA

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