En este semana, la Selección Nacional Femenil que nos fue a representar en los primeros World Games para el Flag Football nos regaló una de las glorias más grandes para todos los apasionados y amantes del football al traer el oro y poner en lo más alto el nombre de México, pero el oro de las seleccionadas representa más que una gran victoria.
Desde hace muchos años el flag, a pesar de su grado de complejidad, ha sido malamente etiquetado como un “juego de niñas”, sin gran relevancia en términos de competencia e inclusive se ha mantenido esa etiqueta aún cuando se han logrado ya grandes victorias en mundiales, señalando a México como una de las grandes potencias en esta rama del football.
Pareciera que no hay resultado suficiente en mundiales como para tomar en serio esta disciplina. Sin embargo, la persistencia de las “tocheras” así como la creación de ligas como la LMT, entre otras organizaciones de flag football (que han logrado posicionarse de manera importante para exponer el flag), ha dado como resultado un poco más de seriedad y visibilidad.
El impacto ha sido bastante lento, pero está a punto de dar uno de los saltos más grandes, gracias a que se juntó esa oportunidad que tuvo el flag de ser invitado por primera vez a un evento multidisciplinario a nivel mundial como los World Games junto con el tener a un equipo 100% preparado y lleno de talento, visión, disciplina y ambición, dando como resultado el oro, así como una de las mejores exhibiciones de la rama femenil a nivel mundial.
En total fueron 235 puntos ofensivos generados y únicamente 38 puntos permitidos por la defensiva tricolor en este torneo, además de haber dominado a la Selección de Estados Unidos 39-6 en la final o el haber hecho historia con la victoria sobre Panamá, rectificando el éxito de las mexicanas en una exhibición que dejó maravillados a todos.
Este oro representa un cambio de visión y perspectiva sobre este deporte; más allá de un “número uno” en un torneo de tanta magnitud, es una victoria para México y su mismo deporte, haciendo que los programas académicos que tienen la disciplina del flag se comprometan a darle todavía más espacio y áreas de oportunidad para continuar con el desarrollo e impulsando a las atletas.
Este oro representa un gran compromiso para las futuras generaciones pues la vara ya está puesta en lo más alto del podium y sí o sí se debe buscar repetir el resultado o la consecuencia de la preparación; repetir el primer lugar, pero todavía con más crecimiento y apoyo de todos.
El oro femenil es una esperanza, una ilusión y una motivación para todas las jugadoras, pues el “demeritar” los hechos, puede causar una baja de iniciativa y de competencia, pero ahora, sobretodo con los ojos puestos a los Juegos Olímpicos del 2028, es el momento ideal para incentivar ese deseo de representar a su país, comprometiéndose con este deporte que tanto las apasiona y con un ticket para cumplir el sueño.
Las mexicanas que consiguieron este oro hablan por todas las demás jugadoras que estuvieron detrás de este proceso, las que nunca imaginaron que iba a poder ver este deporte, su deporte, compartiendo plaza entre otras disciplinas a nivel mundial y a su vez, estas mexicanas son el parteaguas de la nueva era del Flag Football en México, pero también una nueva era de esta disciplina a nivel mundial.
El oro de los World Games 2022 estará marcando un cambio histórico y ha colocado al país como uno de los mejores en el mundo, pero también es un abrir de ojos para todos los que pueden poner su granito de arena y hacer crecer este deporte; al mismo tiempo es una satisfacción de todas las jugadoras, así como una de las grandes glorias.
Hoy más que nunca se vale soñar, pero sobre todo pensar en oro.
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