El primer equipo en ciudad fronteriza que llegó a la LFA ha cautivado a toda su afición con el paso de los años. A su vez los ha hecho vivir grandes momentos, pero también otros semi-amargos y para este equipo de la perrera, cada temporada ha sido parecido a tomar un chocolate de la caja…nunca sabes cuál te va a tocar.
Después de una temporada 2023 de historia para Galgos con sus primeros juegos de postemporada, se llegó a un tercer año para Tijuana y con ello, algunos cambios en la parte del staff.
La llegada de Mauricio Loya como el nuevo head coach del equipo y Carlos Altamirano como coordinador ofensivo mantuvo la conversación de los pasillos con comentarios positivos.
A su vez, el regreso de Trevone Boykin, las nuevas integraciones con James Okike, Joshua Mack y la llegada del novato, Brandon Niebla, pusieron una situación de esperanza en la ofensiva que quizá sí fue un ensamblaje especial, pero tomó su tiempo para volver esa ilusión una realidad.
Es un hecho que las ofensivas toman su tiempo para cuadrar perfectamente y más en la LFA al no tener partidos de pre-temporada.
Entre entablar el mismo lenguaje coordinador ofensivo y quarterback, así como asentar las piezas en formatos que saquen su provecho, generaron un efecto particular en el ataque de Tijuana.
Si bien la ofensiva de Galgos se posicionó como una de las peores en producción de puntos, terminó dentro de las cinco mejores en cuanto a yardas aéreas y la #6 por tierra.
¿Cuál fue el punto más difícil de sobrellevar?
Una vez más el refuerzo de la línea ofensiva estuvo muy por debajo de lo necesario y también hubo muchas situaciones, varias forzadas, donde se arriesgó el balón, provocando intercambios que marcaron el cese de productividad ofensiva y en definitiva, una gran desventaja en el marcador.
La ofensiva de la perrera empezó a asentarse y mostrar su agresividad en el punto que más se necesitaba, generando un nuevo ídolo con Ramses Ramos salvando varias terceras oportunidades de mucho valor y los hizo pelear hasta el final por un pase a playoffs.
Definitivamente la gran expectativa que se tenía de la ofensiva y lo mucho que les llevó construirla nos cegó de la verdadera fortaleza del equipo: su defensiva.
El perímetro se estableció como el mejor en contener el ataque aéreo de toda la liga e inclusive le hizo pasar momentos complicados a Jeremy Johnson, David Perkins y Shelton Eppler en sus respectivos momentos.
Fue la cuarta mejor defendiendo el ataque terrestre y la parte que más se estableció dentro del campo, factor que también los mantuvo competitivos hasta que la ofensiva logró encontrar su identidad lo que los llevó de pasar a una racha perdedora a una de victorias consecutivas.
La estabilidad es una gran ventaja, pero también algo difícil de conseguir. ¿Seguirá Loya dentro de los planes de Galgos para el 2025? ¿Qué proyección le querrá dar al equipo para poder ser aún más contundentes?
Son parte de las preguntas que se deberá responder la organización en esta off season, pero no hay duda que nunca nos aburriremos de ver los juegos de la perrera más grande de todo el país.
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