Ciudad de México. Carlos Briones, centro de Mayas y egresado del ITESM Toluca, fue parte fundamental de la línea ofensiva de los bicampeones de la LFA y se mostró orgulloso del trabajo en equipo que los llevó a la máxima gloria en los emparrillados profesionales de México.
“Es muy padre encontrarte con jugadores profesionales y a un nivel distinto; es una gran experiencia que me ha enriquecido mucho en conocimientos de football y personalmente. Estoy muy contento por el campeonato. Es lo que el equipo estaba buscando y se nos dio gracias al esfuerzo de todos. Ahorita ya estoy empezando de nuevo a correr, a hacer ejercicios de resistencia, fuerza y movimientos explosivos, preparándonos para la próxima temporada”, comentó el liniero.
El talento se lleva en la sangre
Construir a un atleta de 1.85 y 115 kilogramos de fuerza, resistencia y agilidad no es sencillo; no obstante, para Carlos Briones esto ha sido parte de su vida, ya que desde niño el deporte ha sido parte de su vida. En su natal San Luis Potosí se probó exitosamente en diversas disciplinas como basquetbol jugando como poste, en fútbol soccer como defensa central y otros deportes como lanzamiento de bala, disco y lucha grecorromana; actividad que practicó con sus tíos, Alejandro y Enrique Aguilar Zermeño, que son luchadores y entrenadores de nivel internacional.
“Los dos fueron a Panamericanos y los ganaron, sólo mi tío Enrique se fue las Olimpiadas de Atlanta en 1996. Yo tenía cinco o seis años y aunque tengo vagos recuerdos, es una experiencia padre entrenar con él y compartir conocimientos y experiencias”, recordó el centro blanquiazul, quien ha sabido utilizar algunos fundamentos de la lucha dentro del emparrillado, como la agilidad de manos, la fuerza de empuje y saber utilizar la fuerza del contrario en tu beneficio, cualidades que sin duda son necesarias para jugar en la línea ofensiva.
Descubriendo su gran pasión deportiva
Tras el paso por varios deportes, fue hasta el año 2006 donde Carlos descubrió el deporte donde se quedaría y con el que ha conseguido grandes triunfos y experiencias de vida. Fue en ese año cuando un amigo lo invitó a probar suerte en el football con el equipo de Linces UVM de San Luis Potosí, y desde ese momento, no lo ha soltado.
“Quedé enamorado del deporte. De ahí en adelante decidí no dejar de jugar; se me hizo un deporte muy formativo, con mucha disciplina, de mucha intensidad no solamente física sino mental”.
Briones Zermeño jugó con Linces UVM San Luis en las categorías Juveniles e Intermedia y después, tras varias invitaciones que tuvo que declinar por cuestiones personales y de traslado, en 2012 aceptó el llamado de los Vaqueros de Aguascalientes, de la liga Premier CONADEIP; en este conjunto jugó su primer año de Liga Mayor. Al año siguiente, Carlos llegó a las Águilas Blancas del IPN, jugando como Tacle Nariz al mando del coach Héctor López.
En 2014, Briones se incorporó al equipo de sus amores, los Borregos Salvajes del ITESM Toluca, donde terminó su Liga Mayor como parte de la línea ofensiva, ganando la atención de los entrenadores gracias a sus habilidades como atleta nato.
“Cuando llegué me tocó la novatada, había que pasar en medio y hacer ‘tumbaditas’. Ahí me iba muy bien y fue donde me empezó a tomar confianza el coach, me dijo que era un chavo fuerte, ya sabía empujar, meter las manos y que no era fácil que me tumbaran. De ahí empezó todo”, recordó el joven de 26 años, que ha jugado como Guardia y Centro en línea ofensiva.
En su paso en el Campus Toluca, Briones Zermeño recuerda a varios coaches que influyeron en su carrera como jugador y, aunque siempre tuvo una gran comunicación y relación con todo el staff, destacó a dos entrenadores en específico.
“Uno de ellos era el coach Rafael Suárez ‘Fay’, coordinador ofensivo. Es un entrenador muy perfeccionista, cada jugada estaba tras de ti y te decía algo para aprender y para que mejoraras. Y el coach Mario Rodríguez, de línea. Es un entrenador que te inspira a darlo todo en las jugadas, que te motiva y te corrige; todo el tiempo te está apoyando y si tienes algún problema siempre va a estar ahí”.
Recuerdos de ‘La Congeladora’ y la rivalidad con los tecnológicos
A pesar de que sus tres años como Borrego Salvaje fueron, en su opinión, grandiosos, fue el primero de ellos el que recuerda con más cariño. “Mi primer año fue excelente. Es lo mejor que me ha pasado y el mejor equipo en el que he estado; el 2014 fue excelente, llegamos hasta la final contra los Aztecas de la UDLAP y perdimos por tres puntos, pero la experiencia, el conocimiento y la preparación física creo que es algo que nos identificaba; éramos muy aguerridos, aferrados a la hora de jugar. Me encantó mi Liga Mayor, mis tres años en Borregos Toluca fueron los mejores como jugador”, confesó Carlos Eduardo.
Uno de los estadios más imponentes y memorables en el football colegial de México es ‘La Congeladora’, la casa de los Borregos de Toluca. Ya sea por su color azul intenso en todo el campo o por la afición entregada a su equipo, jugar en este recinto significa algo especial, tanto para los jugadores de casa como para los visitantes; y de este sitio, Carlos Briones tiene muchos recuerdos e historias de cómo es el ambiente dentro de ese campo y que lo formaron como el jugador que es el día de hoy.
“Tengo muchísimos recuerdos de ‘La Congeladora’. Uno de ellos fue al principio, cuando llegué a hacer mis pruebas. Mi mamá me acompañó hasta Toluca a hacer el Tryout desde San Luis Potosí.
Fue muy padre llegar y ver el estadio, te motiva mucho, la cancha estaba llena de jugadores, se sentía el nervio de llegar a un equipo nuevo y siempre traes esa idea que es el Tec de Monterrey y es un muy buen equipo. El ambiente que se vive es muy padre y de mucha diversión, pero también todos estamos muy concentrados en el trabajo, nadie descuidando lo que se hacía, enfocados en el ejercicio, aprendiendo y ejecutando jugadas con intensidad. Es un campo muy padre; cuando jugamos de locales al equipo le da más fuerza y más poder el jugar ahí, la gente siempre es muy animosa y muy fiel a los colores; van a los partidos, apoyan todo el partido y están echando porras”, relató.
Y así como el estadio es emblemático, también lo es la dura rivalidad contra sus contrapartes del CEM (Campus Estado de México) y de Monterrey, contra quienes en su historia han llegado a instancias de semifinales y donde los norteños han sacado la mejor parte.
“Son partidos muy difíciles. A Monterrey siempre lo ha caracterizado su defensa, es muy aguerrida; son partidos muy demandantes físicamente y mentalmente porque manejan muy bien las maniobras, son muy rápidos, se mueven muy bien en espacios cortos, siempre es un buen partido con Monterrey”.
Sin duda, la historia de este joven atleta potosino tiene todavía muchas páginas por escribirse dentro del football y gracias a la pasión, el talento y las habilidades adquiridas a través del tiempo, el esfuerzo y hasta la herencia familiar, podrán darle a Carlos Briones mayores éxitos, títulos y, sobre todo, historias y recuerdos para ser relatados.
Por. Arturo Velaztegui
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