En el acercamiento a los jugadores de fútbol americano es posible percibir diferentes emociones e, incluso, sentimientos. Pareciera que el común denominador de quienes practican este deporte es no sentir algo adverso. Al contrario, se cree que la fortaleza emocional es una constante.

Como la condición humana es variable, hay un poderoso enemigo que se hace presente dependiendo de diferentes circunstancias. El temor es una emoción que condiciona de forma significativa la conducta y, en muchas ocasiones, los resultados de nuestras acciones.

Los detonantes del temor pueden ser numerosos y hasta personales (cada quien tiene “demonios” particulares no transferibles, pero muy dañinos al final de cuentas). Una vez que se hace presente, los resultados pueden no ser favorables. Así, dependiendo de la forma en la que se enfrenta será el desenlace de esa ‘batalla personal’.

En estos días cuando la situación imperante puede despertar a esas emociones adversas, puede ser recomendable colocarse en un supuesto similar a un juego de fútbol americano. Tal vez se perciba como algo absurdo; sin embargo, la similitud entre este deporte y la cotidianidad, puede aportar formas para enfrentar complicaciones.

Es así como se percibe la vida desde la perspectiva del fútbol americano. Por ejemplo, Pete Carroll escribió:

In my time as a coach I’ve learned that possibly the greatest detractor from high performance is fear: fear that you are not prepared, fear that you are in over your head, fear that you are not worthy, and ultimately, fear of failure. If you can eliminate that fear –not through arrogance or just wishing difficulties away, but through hard work and preparation– you will put yourself in an incredibly power position to take on the challenges you face. (Win forever, p. 177-178)

“En mi época como entrenador, aprendí que posiblemente el mayor detractor del alto rendimiento es el miedo: miedo a no estar preparado, miedo a estar con humo en la cabeza, miedo a no ser digno y, en última instancia, miedo al fracaso. Si puedes eliminar ese miedo, no a través de la arrogancia o simplemente deseando que desaparezcan las dificultades, sino a través del trabajo duro y la preparación, te pondrás en una posición increíblemente poderosa para asumir los desafíos que enfrentas.”

Puesto que el temor es de los enemigos más eficaces y puede llevarnos a cometer grandes errores, es necesario identificarlo para atenderlo de la forma adecuada. Una vez reconocido, la solución está más cercana de lo que podemos creer. Quitándole importancia de forma gradual, pero constante, ese obstáculo que se interpone para resolver la dificultad que sea perderá fuerza y, por lo tanto, dejará de ser importante.

Estar con nosotros mismos puede ser un reto. Este es el momento para enfrentarnos y atendernos para que, una vez sostenida la ‘batalla’, continuemos libres de cargas emocionales con lo que será una nueva oportunidad… un nuevo partido por jugar.

Por: Cinthya García Guerrero

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