Ciudad de México.- Cuando tienes la oportunidad de ser un campeón, esta no llega de manera sencilla ni se repite de forma frecuente, mucho menos cuando es momento de defender el título que tanto trabajo costó obtener, sin embargo, cuando tienes el talento innato para hacer lo que te gusta y estás rodeado de las personas correctas y con la misma mentalidad de trabajo duro y el sentimiento de pertenecer a una familia más que aún equipo, los resultados llegan de manera automática.

Este ha sido el caso de los Mayas, actuales campeones de la LFA, quienes gracias a estos principios consiguieron una gran temporada regular y el domingo disputarán la final del torneo contra los impredecibles Dinos de Saltillo. Buena parte de este éxito se debe a la poderosa escuadra ofensiva comandada por el brazo y la inteligencia de su quarterback, Marco García (#12), quien ha mostrado una gran paciencia y seguridad al leer y atacar a las defensivas contrarias.

Gracias a su experiencia como profesional en ese tiempo como jugador profesional de la LFA y en equipos como Osos Rivas Madrid, de la liga española de fútbol americano; y también a su exitosa trayectoria colegial, donde fue una figura en los equipos de Wolverines UNAM, Burros Blancos y Águilas Blancas, ambos del IPN, García ha logrado conjuntar los atributos que forman al prototipo de mariscal de campo: serenidad, frialdad en la ejecución y comunicación con el resto del equipo, además de estar siempre abierto al aprendizaje por parte de sus coaches y compañeros por medio de las actividades más simples y básicas en cualquier deporte.     

“Vas aprendiendo de cada una de las personas y en cada entrenamiento. Cuando vas trotando y platicas con algún otro, tienes un acercamiento mayor de persona a persona, te das cuenta de todo lo que puedes aprender de cada uno de los jugadores y en ese sentido se crece y se nutre”, afirma el lanzador.

Este acercamiento es el mortero que ha unido a esta escuadra, ya que en ocasiones, muchos de los rivales que se tenían anteriormente ahora se convierten en compañeros; esta situación suma al mejor  talento y genera un mayor trabajo en equipo que resulta en un conjunto ganador como ha sido Mayas.

El triunfo como rutina

Siendo uno de los principales referentes del equipo, Marco García conoce mejor que nadie al personal con el que se desempeña y el esquema a seguir para generar resultados, es por ello que puede confiar a plenitud en el jugador que está a su lado para conseguir la victoria. Así es como el quarterback define la esencia de su familia deportiva:

“Mayas es un equipo que ya se acostumbró a ganar, pero también entiende bien cuáles son las formas para llegar a ese triunfo. Es un equipo cuya base es el talento en cada unidad; pero el trabajo y la decisión, el definir bien cuáles son tus objetivos y trabajar sin falla para alcanzarlos es la esencia del equipo. Cada vez que mencionas a los Mayas, sabes que es trabajo a máxima intensidad y con el máximo compromiso para alcanzar cada uno de los objetivos”.

Ser profesional implica ser responsable

Haciendo una retrospectiva de todo lo implica ser un atleta profesional, Marco apunta que también hay cosas por hacer fuera del campo, es decir, no sólo es desempeñarte a tu máximo nivel en un día de juego, esto es apenas la causa que convierte a un jugador en alguien que pueda atraer la mirada del público y con el tiempo se convierta en un ejemplo a seguir.

Siendo alguien que está expuesto a cámaras de televisión, entrevistas al público y a la apertura de las plataformas electrónicas, el MVP de la temporada inaugural de la LFA está consciente de la responsabilidad que esto conlleva, por lo que también ha aprendido a jugar en este campo que involucra muchas cosas, como manejarse en las redes sociales y el contacto con los niños y la gente que lo sigue.

Esto, más que significar algún tipo de presión para Marco, lo ha convertido en una forma más para impulsarse día con día para ser un mejor jugador y persona.

“Siempre tienes que andar con responsabilidad y predicando con el ejemplo. Hay mucha gratitud con la gente que está siguiendo a la liga, al equipo y a mí. Toda esta exposición y contacto que puede tener uno con la gente y los medios se canaliza en motivación, cada día se confirma eso, el decir ‘tengo que seguirlo haciendo mejor, tengo que trabajar más fuerte para siempre ir subiendo y dejar el ejemplo’”.

De la adversidad, sacar lo mejor

Otra de las experiencias que las dos temporadas dentro la LFA le han dejado a Marco es siempre aprovechar lo mejor de cada situación, por más adversa que se torne. No todo sale siempre de la forma planeada, ni en el deporte ni en la vida, pero siempre hay un momento clave para revertir un escenario negativo y convertirlo en una anécdota inolvidable, como la que el propio lanzador relata:  

“Yo creo que cada día siempre hay detalles que te dejan marcados. En esta temporada fue el último juego contra Fundidores en el que el contexto estaba muy complicado por la cuestión del transporte, ya que nos mandaron en autobús; pero sentir el respaldo del equipo que fuimos a pesar del viaje y jugando de muy buena forma logramos la victoria. El regreso fueron 12 horas de fiesta conviviendo como hermanos con cada uno de los jugadores, entonces siempre se aprende de eso; de una circunstancia aparentemente muy complicada sacamos los mejores frutos. Creo que ese es un ejemplo de vida, ya que siempre tienes que identificar cuáles son los puntos donde puedes aprender”.

Nacido para ser quarterback

La historia de Marco García con el fútbol americano es peculiar, ya que aunque dentro de su familia se respira el ambiente de este deporte, el #12 del Imperio Azul comenzó su camino un poco a destiempo. Con una habilidad para lanzar el balón adquirida desde sus primeros años de vida, cuando su padre le enseñó a lanzar un ovoide, Marco jugó de manera oficial hasta que ingresó a la categoría juvenil, dedicándose antes a otros deportes como tenis y natación, sin embargo, cuando estás destinado a ser uno de los mejores pasadores de México, siempre hay tiempo y oportunidad para lograr ese objetivo.

“Cuando me fui iba a probar en el americano, iba por una temporada, pero  ahí me quedé y hasta ahorita ha sido un camino ininterrumpido a partir de la juvenil”, recuerda Marco, quien confesó ser devoto aficionado de los Bills de Buffalo desde su infancia.

“Jim Kelly era mi modelo a seguir y en épocas más modernas, Peyton Manning y Tom Brady son mis ídolos. Brady es de un equipo totalmente antagonista al mío, pero aun así le reconoces el buen quarterback que es y creo que el número 12 (que Marco porta en su jersey) puede ir más por Tom Brady. Es un jugador que no es gris para nadie, o lo odian o lo aman, pero es un gran modelo de quarterback. En los días de juego (entre Buffalo y Nueva Inglaterra) definitivamente mi corazón es 100% de los Bills, pero contra otros equipos reconozco que (Brady) es un gran quarterback”.    

Finalmente, García dejó un consejo para los pequeños que siguen su trayectoria y que también están jugando fútbol americano, ya que el día del Tazón México se llevará a cabo el 30 de abril, en la celebración del Día del Niño.  

“No hay mejor motivación para nosotros que ver las tribunas llenas y con las caras siempre sonrientes y emocionadas de los niños. Como consejo les digo que aprendan de esto, que se involucren con el fútbol americano. Es un deporte que te forma íntegro como persona. Tal vez se ha dicho muchas veces pero es muy real, te enseña que la disciplina y el trabajo fuerte son las únicas maneras de alcanzar tus objetivos, y que a todos esos jugadores que ven y admiran ahorita, sin duda pueden ser ellos en un futuro”, concluyó el quarterback.

Por Arturo Velaztegui

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