CDMX 18 de enero 2018. En el mundo del deporte, la pasión es un factor clave  que mueve las fibras de jugadores y espectadores; se constituye un ingrediente que pone el sabor fuerte y característico en la mesa del espectáculo deportivo.

El ser un apasionado dentro del campo, como jugador te motiva a dar un esfuerzo del más del cien por ciento, correr más rápido, brincar más alto y, en el caso del futbol americano, golpear más fuerte.

La pasión también puede ser el motor para desafiarse frente a las adversidades que se presentan para conseguir un sueño. Esto es algo que ha marcado la carrera de Jonathan Tinajero, cornerback de Mayas, quien después de sortear un camino de altas y bajas en el deporte de las tacleadas, hoy es parte importante para la defensa del Imperio Azul de cara a la tercera temporada con la Liga de Futbol Americano Profesional.

“Se siente grandioso ser campeón. Estamos listos para competir y para el primer partido. El coach Alfaro me pidió regresar, tuve la oportunidad de comunicarme con él y realmente aprecio que me haya querido de vuelta”, afirmó el número 23 de los Mayas.

Algo importante que el defensivo recalcó, y que ha logrado que Mayas tenga unión y solidez en todos sus sectores, es la comunicación entre compañeros, que parte de la base y los fundamentos que dan los entrenadores, de esa guía que permite que el protagonismo quede fuera y se avance como un equipo.

“Si no tienes grandes fundamentos en el staff de coacheo, el equipo se derrumba. Las claves son tener paciencia, comunicación, y entendimiento del juego. Para la defensa es un juego de adivinar, pero si estudias es más sencillo. Nuestra defensiva es grandiosa por eso, porque nos ayudamos y evitamos individualismos”, dijo el jugador, quien también tuvo la oportunidad de ser Coordinador Defensivo y Entrenador de Backs Defensivos en la Glendale High School el año pasado.

Forjando a un campeón

La historia de ‘JT’ dentro del futbol americano no comenzó desde niño, incluso él afirma no haber estado interesado en este deporte, y fue gracias a su amigo Anthony Sánchez, quien fue el que se dio cuenta de que Jonathan podría tener futuro gracias a su velocidad, que decidió darle una oportunidad

“Yo no quería jugar, no sabía nada sobre el juego. Cuando te pones el equipo y sabes que tienes que golpear a alguien, yo no estaba seguro de hacerlo. (Anthony) Me preguntó si quería o había jugado y me dijo que debía hacerlo porque era rápido, entonces fue a hablar con el entrenador. Fue cuando dije ‘está bien, voy a jugar’”.

Tras esta anécdota, Tinajero comenzó a conocer, entender y amar al deporte del emparrillado; gracias a su talento, obtuvo una beca para la Universidad de Pierce, donde consiguió un bicampeonato. Tras este logro, consiguió otra beca, esta vez, para el Sterling College, en Kansas.

“Ahí me fue bien, pero no era lo que esperaba”, recuerda JT. “Terminé dos semestres y regresé a casa para concluir mi licenciatura en California State”.

La cuesta abajo y el retorno triunfal

La senda de Jonathan en el futbol americano lucía estable, sin embargo, el revés llegó de golpe debido a una lesión en el tendón de la corva, lo cual lo alejó del campo por cinco años. Tras ello, Tinajero vislumbró el fin de su historia como jugador.

“Dejé de jugar futbol por cinco años y pensé que todo había terminado, porque tuve una lesión en el tendón de la corva. Creí que ahí iba a acabar todo. Tuve un poco de depresión, pensé que ya no era bueno, no quería ni correr porque tenía miedo de volverme a lesionar la pierna, así que dejé el deporte y empecé a trabajar”, recordó Jonathan.

Pero la pasión fue mayor. El deseo de recuperar el tiempo y volver a estar en sintonía con el deporte que conoció casi por casualidad y del que se enamoró en su adolescencia pudo más que el bache que significó la lesión.

De esta forma, y por medio de un anuncio en las redes sociales. Jonathan dio con la LFA y vio en ella la oportunidad de volver a encarrilarse en el camino del futbol americano profesional.

“Me enteré de la LFA por medio de Facebook; pensé que no era real, entonces le pregunté a mi papá si sabía acerca de una liga profesional de futbol americano en México. Él se río y dijo que no, entonces escribí a la liga diciendo que estaba muy interesado y quería tener una prueba. Para cuando me di cuenta era miércoles y la prueba era en domingo, tenía tres días para entrenar”.

Tras esto, Tinajero llegó a México con poca preparación, pero con el deseo de trabajar fuerte y competir aún más. Después de las pruebas, no sabía qué esperar. Jonathan afirma no estar impresionado con los números que obtuvo en México durante el tryout, pero su pasión y persistencia le hicieron obtener un lugar.

“Me llamaron y me dijeron que el coach Alfaro de los Mayas me quería en el equipo y dije: ‘¿Los campeones? ¿Por qué a mí? No soy tan bueno para ser campeón’, pero el coach me recibió con los brazos abiertos y dijo que había escuchado grandes cosas sobre mí y quería verme jugar”.

El resto es historia. Una historia que se escribe día con día. En su segunda temporada con Mayas, Jonathan es un referente del perímetro Maya y se ha hecho de una buena base de seguidores gracias a su esfuerzo y su carisma. Pero no por ello pierde el sentido de gratitud con quienes han estado con él para volver a la senda del deporte.

“Esto es real, estoy feliz al decir que soy campeón con los Mayas; estoy realmente orgulloso por mi persistencia y porque al tener una lesión nunca me di por vencido. Yo amo el futbol, amo competir, y amo mejorar y transformar mis debilidades en fortalezas dentro del juego.

Estoy agradecido con la liga y con el coach Alfaro por darme la oportunidad. Ahora que regreso por segunda vez me siento más hambriento, no tengo tiempo para desperdiciar. Si no fuera por mis entrenadoras Priscila y Claudia (En E.E.U.U.) no tendría la energía que tengo ahora. En México me estoy preparando con los hermanos Ríos; no quiero quedarme sentado haciendo nada y sólo ir a la práctica porque, como dice el coach Alfaro, tenemos que prepararnos cuando nadie nos está viendo”.

Finalmente, respecto al futuro de Jonathan como jugador, mencionó que le gustaría finalizar su carrera en México, pero que, de igual manera, podría ver a la LFA como una ventana hacia otros rumbos.

“Yo veo a la LFA como impulsora para ser mejor y optimizar la competencia en México. Sin embargo, estoy consciente de que esto también es un negocio y que debo dar lo mejor que tengo en cada partido para que siga existiendo gente interesada en mí. Creo fielmente que cuando tienes un sueño no te detengas, si lo quieres debes ir por el”.

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