El cornerback novato del “Imperio Azul” porta con orgullo una gran herencia futbolística

Muchos niños crecen jugando con cochecitos, figuras de acción o, en los tiempos actuales, con algún aparato electrónico; sin embargo, el primer recuerdo en la infancia de Francisco Yamil Olvera Álvarez, cornerback de Mayas, es el de estar en un campo de futbol americano jugando con un ovoide y aprendiendo sus lecciones básicas para vivir.

“El valor de la disciplina y el trabajo en equipo siempre estuvo muy presente. Todo era verlo como futbol americano. Éramos un equipo, mis papás eran los coaches de la casa; una coordinadora ofensiva y otro coordinador defensivo, a mi hermano y a mí nos tocaba ser los jugadores y echar la mano en actividades de la casa y en la escuela”, comenta Olvera.

“Todo siempre lo pasábamos al futbol americano, porque esos valores creo que nos hicieron grandes personas y le doy gracias a Dios porque mis padres me ayudaron a terminar una licenciatura y hacer las cosas lo mejor que he podido, siempre pensando la vida como el futbol”, rememora Francisco.

El terreno de juego ha sido su segundo hogar y sus papás, Francisco Martín Olvera López y Martha Estela Álvarez Vargas, sus entrenadores de vida, que lo formaron como un atleta, un profesionista y, sobre todo, un hombre de provecho, gracias a la filosofía de vivir la vida como en el futbol americano.

“Este deporte yo lo conozco desde que nací. Mi mamá fue jugadora de flag cuando era casi llanero; ella jugaba con los Aguiluchos del Plan Sexenal, fue de las fundadoras. Primero fue porrista y ya que se hizo el flag, ya pudo jugarlo con Aguiluchos. Ella es quarterback; todavía continúa jugando y también juega su hermana, que fue su alumna. Ellas son fundadoras del equipo familiar de flag “Las Álvarez”, casi todas ellas jugaron y hasta la fecha mis primos siguen haciéndolo, es un honor y un orgullo que ganen y salgan campeonas en todos los aspectos”, narra Olvera.

“Mi papá jugó en las Águilas Reales y estuvo coacheando en Pumitas y Aguiluchos. También pudo jugar una especie de futbol semiprofesional en el equipo de Bravos. Él era cornerback”, relata el defensivo, quien confiesa jugar en esa posición por sus dos grandes ídolos, su padre y Deion Sanders.

Cornerback por elección

Con todo este linaje dentro del futbol americano, era natural que Francisco iniciara su propio camino en el deporte de las tacleadas, haciendo la mayor parte de su carrera formativa en el equipo de Bucaneros de Satélite, donde aprendió la versatilidad del juego defensivo, aprendiendo a desempeñarse como corner, safety y hasta linebacker; sin embargo, la primera de ellas es la que más disfruta jugar, por ser una de las más completas, en su opinión.

“A mi gusto, (el corner) es el atleta mejor preparado del campo; en mi punto de vista, la mejor posición es la de corner porque uno necesita poder taclear, cubrir pases, correr muy rápido y estar fuerte. Es una combinación de muchos atributos y facultades que se necesitan para poder jugar en la posición”, explica Olvera Álvarez.

Después de su paso por Bucaneros, Francisco llegó a Pumas Acatlán, jugando dos años bajo la tutela del coach Enrique Zapata, a quien le está “infinitamente agradecido”; llegado el tercer año, interrumpió su carrera porque se presentó una oportunidad para viajar por Europa con su hermano; ahí estuvo dos años y un año en Playa del Carmen, “pero ya no puede jugar con los Leones de la Anáhuac porque no me tocaba elegibilidad”, platicó.

Llegando a la LFA con todo por demostrar

Siendo un atleta de nacimiento y herencia, Francisco Yamil decidió seguir su paso en el futbol americano y, al enterarse de la creación de una liga profesional en México, supo que debía estar ahí, y en el 2016 hizo pruebas para Eagles (hoy Mexicas), pero las prácticas se cruzaban con su labor como entrenador en su Alma Mater, Acatlán. Al no sentirse al tope de su rendimiento, decidió dar las gracias. Para 2017 tomó un descanso y, en este año, volvió con la firme decisión de jugar en uno de los equipos de la liga.

Tras las pruebas abiertas, César Zúñiga, Director Deportivo de Mayas, mostró interés, siguiéndolo de cerca hasta hacerse de sus servicios.

“Todo el tiempo estuvo ahí, él conoce en mi trayectoria en Bucaneros de Satélite, y creo que estaba un poco interesado por mí, así que vine, hice el esfuerzo, aunque yo juraba que tal vez no me podía quedar en el equipo, gracias a Dios y a una combinación del esfuerzo y las ganas, demostré y me demostré a mí mismo y a mi familia que, haciendo las cosas con ganas y empeño se puede lograr llegar a donde quieras”.

Motivado por sus ídolos

Muchas personas crecen emulando celebridades o atletas conocidos mundialmente, pero cuando tienes a tus ejemplos a seguir en tu propia casa, la motivación se vuelve mayor; así como la de Francisco Olvera, quien toma como modelos deportivos principales a sus padres, inspirándose para ser un gran deportista y ser humano.

“Recuerdo ver a mi papá equipado y decir algún día quiero ser y verme así como él, con ese esfuerzo, con esas ganas y ese amor al deporte. Recordar a mi mamá jugar lastimada y ganar campeonatos, para mí era impresionante ver a una mujer que fisuraba, luxaba y lastimaba dedos por lo fuerte que tiraba la pelota y que, aún con lesiones de rodilla y de ligamentos, ganara campeonatos”.

También hace un espacio para sus entrenadores, quienes pulieron sus habilidades técnicas y a quienes también busca emular en cada noche de práctica y cada día de juego.

“Mis coaches, entre ellos, Juan Manuel Amador, un gran corredor del Tec CEM, a quien también veía y siempre decía que quería ser como él y trabajar para más o menos conseguir estar en los estándares que se manejan en esta liga, que son muy altos, y los cuales respeto mucho”, platicó el defensivo de 29 años, quien además de ser un hábil futbolista, también es Licenciado en Psicología y cofundador de una empresa de arte visual, asociado con Patricio Gleeson, ex jugador de Condors y Raptors.

“Mi vida es el deporte. Coachear, trabajar en el gimnasio, las artes visuales y la psicología”.

Tras superar algunas situaciones en casa, hoy, Francisco Olvera continúa motivado para seguir dando lo mejor de sí en cada aspecto de su vida, hoy que es un atleta profesional, tiene la oportunidad de incentivar a las nuevas generaciones de este deporte, a quienes deja un valioso consejo.

“No dejen de luchar. Creo que mis compañeros son la fe y el testamento de que, si se hacen las cosas con disciplina, con esfuerzo y con dedicación, se puede llegar al lugar donde se tiene que llegar. Es un privilegio poder compartir el campo con los bicampeones y poder agregarme al proyecto. No dejen de pelear por lo que quieren, nunca se detengan. Yo soy testimonio de que después de dos años de hacer las cosas lo mejor posible, puede llegarse a un a un logro y a los objetivos planteados”, concluyó.

Por. Arturo Velaztegui

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