Poco más de un mes ha pasado desde que se cancelaron las actividades a un 70% y hemos estado siguiendo las indicaciones sanitarias para combatir esta pandemia lo mejor posible, orillándonos a hacer uso de la creatividad para “perder” lo menos de la cotidianidad.

Es difícil reemplazar los lugares con un monitor; sin embargo, no pasó mucho tiempo para ser más amigos de la computadora (o a lo mejor ya lo éramos) y ser enemigos de un internet lento. Ahora, las mañanas se inician con un buen café y una junta a través de una plataforma donde se pueden hacer videoconferencias. Los niños atienden sus clases bajo las mismas circunstancias e, inclusive, hemos aplicado estas herramientas para socializar con los amigos o la familia.

De igual manera, en el fútbol americano, los coaches comenzaron a establecer rutinas para que sus jugadores se mantengan activos físicamente con un diario monitoreo haciendo correcciones o por el simple hecho de revisar que se sigan las indicaciones. La segunda misión, para los guías del emparrillado, fue impartir clínicas en línea a aquellas personas o coaches que desean enriquecer su conocimiento técnico de este deporte que tanto nos apasiona, ahora que tienen un “tiempo libre”.

Poco a poco nos hemos empezado a adaptar a las formas para mantenernos en comunicación o dentro de nuestras actividades habituales bajo las limitaciones que se presentan.

Los programas de deportes comenzaron a hacer entrevistas desde sus casas enlazándose con los entrevistados; los psicólogos con sesiones en línea; en fín, todos operando gracias al avance tecnológico que existe hoy.

Uno de los ejemplos sobre cómo nos hemos adaptado, lo presenciamos hace poco con el Draft de la NFL, el cual se realizó bajo el mismo concepto, de modo virtual. Todos estuvieron en sus casas con múltiples conexiones y enlaces, cambiando totalmente la forma de verlo y logramos disfrutar los momentos íntimos de los jugadores con sus familias.

Todas estas situaciones han sido las formas en las que se ha logrado vivir el fútbol americano en tiempos de COVID-19.

No vamos a negar que extrañamos pisar el terreno de juego, el olor del pasto (o del caucho, si es sintético) mientras nuestro corazón palpita cada vez más rápido por los recuerdos o la historia que estamos a punto de presenciar, pero podemos encontrar el lado positivo ante el caos mundial, pensando que pronto nos volveremos a abrazar.

Por: Fernanda Mayen

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