La intención primera de crear con una liga de fútbol americano profesional fue la de darle una oportunidad a nuestro talento de convertir su deporte en una forma de vida. Algo que generara empleos, no solo a los jugadores y coaches. Era un proyecto de empresa proveedora de distintas formas de poner en práctica lo que los involucrados saben hacer mejor.

El talento deportivo había terminado su elegibilidad colegial con algunos años de distancia y la emoción por volver a equiparse para jugar contra ‘rivales’ conocidos o hacer equipo con quienes no habían tenido la oportunidad de hacerlo, fue un atractivo que los sedujo sin poder resistir esa tentación.

Eso sucedió en 2016, pero para 2018 el panorama se modificó sustancialmente. Toda la temporada mostró matices de crecimiento en procesos, formación de grupos de trabajo, integración de equipos y staffs de coacheo. El ánimo empezó a percibirse por todos lados y fue cuando los jugadores colegiales que estaban por terminar dicha etapa, voltearon la vista hacia la Liga de Fútbol Americano Profesional para integrarse a la empresa joven.

No hay nada mejor que una recomendación de boca en boca y mucho de lo que favoreció la integración de “sangre joven” fue lo que se decían entre jugadores que egresaban de liga mayor. Así, comenzaron a mostrar sus intereses por pertenecer a alguna de las ocho franquicias que existían en ese entonces.

Las características y requisitos para la inclusión del talento recién salido comenzaron a depurarse para hacer del proceso algo con la seriedad y formalidad que precisa una liga profesional. Los aspirantes se alinearon a lo que la LFA necesitaba para que el espectáculo deportivo cumpliera con las expectativas de todos.

El acercamiento del, entonces selecto, mundo del fútbol americano que culminaba hasta liga mayor permitió una relación de colaboración y búsqueda del bien de ambos ámbitos: amateur y profesional.

No cabe duda que el incentivo que ofrece la LFA en su trabajo en conjunto con la CFL, resultó un atractivo para quienes consiguen un lugar en alguno de los nueve equipos canadienses.

Los esfuerzos por crecimiento (tanto en el enraizamiento como hacia la ‘superficie’) han dado muestra de que el fútbol americano profesional en nuestro país está convirtiéndose en una opción que se toma con seriedad.

Por: Cinthya García Guerrero

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